El presupuesto de 1,01 billones de dólares que financiará al Gobierno de EE.UU. hasta octubre de 2015 se quedó este viernes estancado en el Senado, donde continuará el debate durante el fin de semana, tras ser aprobado el jueves in extremis por la Cámara de Representantes.
Durante toda la jornada el acuerdo pareció estar cerca y las negociaciones no tuvieron la épica del día anterior en la Cámara de Representantes, sin embargo el intento de introducir cambios de última hora por parte de ambos partidos y otros temas legislativos pendientes ajenos a esta ley imposibilitaron la votación.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, intentó aplazar el debate hasta el lunes pero los republicanos forzaron que la cámara continúe la sesión este sábado y durante todo el fin de semana si es necesario.
“Vamos a tener que cambiar nuestros planes para el fin de semana”, constató Reid.
Los fondos actuales expiraban en la medianoche del jueves, pero dos horas antes la Cámara de Representantes aprobó el proyecto tras una jornada de intensas negociaciones.
Con ese voto y la aprobación del Congreso de una resolución continua para extender los fondos actuales dos días más, los legisladores evitaron un nuevo cierre parcial de la Administración como el de 2013 y dieron 48 horas al Senado para debatir y votar.
Ese plazo concluye en la medianoche del sábado, por lo que, de no llegar a un acuerdo, el Senado tendrá que ratificar LA nueva extensión de los fondos actuales hasta el miércoles aprobada el viernes por la Cámara de Representantes para evitar un cierre
Con 219 votos a favor (161 republicanos y 58 demócratas) y 203 en contra, el presupuesto salió adelante la noche del jueves en la Cámara baja pese a la oposición que encontró el texto entre los legisladores del ala más progresista del Partido Demócrata, encabezada por la senadora Elisabeth Warren.
La Casa Blanca se implicó a fondo para asegurar los votos necesarios para dar luz verde al presupuesto, con llamadas del propio Obama y del vicepresidente del Gobierno a los congresistas demócratas que se oponían a la medida y la visita del jefe de Gabinete, Denis McDonough, al Capitolio.
La líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, consideró que estaban siendo “chantajeados” para aprobar la ley con el argumento de evitar una nueva parálisis administrativa.
“Estoy muy decepcionada porque la Casa Blanca crea que la única manera de aprobar esta ley es aceptando su contenido actual. Esa es la única razón que explica que digan que firmarían una ley como esta”, añadió.
La indignación de numerosos demócratas radica sobre todo en dos medidas con las que el propio Obama ha dicho no estar de acuerdo: la eliminación de restricciones a la financiación de campañas electorales y las enmiendas a la ley de reforma del sistema financiero conocida como “Dodd-Frank”.
Esas enmiendas rebajan las exigencias a las grandes firmas previstas anteriormente a la hora de realizar operaciones de riesgo con derivados y otros activos complejos.
El ala más progresista del Partido Demócrata se hizo oír en esta ocasión más que los ultraconservadores del Tea Party, que en un principio también se oponían en bloque a la medida al considerar que no incluye una respuesta contundente a la regularización de más de 5 millones de indocumentados decretada por Obama.
Este grupo de legisladores, que pedía incluso forzar un cierre de la Administración para mostrar su rechazo a la orden ejecutiva, ha conseguido, no obstante, que el Departamento de Seguridad Nacional (con jurisdicción en inmigración) sea el único que tendrá financiación sólo hasta el 27 de febrero con una resolución continua.
Con esta estrategia, los republicanos buscan reabrir el debate sobre la regularización cuando empiece el año y tengan el control absoluto del Congreso.
La ley presupuestaria, de 1.603 páginas, incluye una partida de 5.400 millones de dólares para frenar el ébola, así como 64.000 millones para operaciones militares en el extranjero, entre ellas la lucha contra el Estado Islámico (EI) en Siria e Irak y la ayuda a países europeos que enfrentan la amenaza de Rusia.
En total, prevé 521.000 millones de dólares en gasto militar y 492.000 millones para financiar el resto de agencias federales, y no incorpora partidas adicionales para la reforma sanitaria de Obama.
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