La solución de los graves problemas que acechan a la economía venezolana requerirían de un radical paquete de reestructuración y cerca de $40,000 millones en préstamos de algún organismo multilateral, dijeron economistas, al advertir que la falta de acción por parte del chavismo está conduciendo al país aceleradamente a uno de los períodos más difíciles de su historia.
“Todo esto es una situación de emergencia nacional, y lo están tratando con un ‘cuentico’ de la guerra económica”, dijo desde Caracas el economista Orlando Ochoa, en referencia a la reiterada acusación del régimen de que los problemas de desabastecimiento del país son producto de labores de sabotaje de la oposición.
“Ellos parecen estar dispuestos a seguir con ese juego hasta que se les caiga en pedazos al mundo”, enfatizó Ochoa, profesor de Economía de la Universidad Católica Andrés Bello.
Según estimaciones de los expertos consultados, el gobierno necesita comenzar a destrabar los monumentales desequilibrios que están llevando al país hacia una espiral hiperinflacionaria.
Es una situación que aunada a la reciente caída de los precios del petróleo augura que los venezolanos sufrirán dificultades económicas mucho mayores que las que han visto hasta ahora y que la situación continuará agravándose progresivamente con el tiempo hasta que finalmente se vea obligada a aplicar un cambio de rumbo.
Los venezolanos ya fueron sometidos este año a una acelerada pérdida de su nivel de vida y a sufrir los efectos de una tasa de desabastecimiento que oscila entre el 65 y el 85 por ciento y una tasas de inflación, “ajustada” oficialmente para reflejar los beneficios de los subsidios gubernamentales, que cerrará este año en más del 70 por ciento.
Pero la situación luce como un juego de niños en comparación con lo que ha de venir el próximo año, dijo el profesor de Economía de la Universidad Central de Venezuela, José Guerra.
“El año que viene, el panorama pinta mucho más complicado. Las personas que viven fuera de Venezuela no tienen idea de lo difícil que se ha convertido la situación económica en este momento, pero el año que viene va a ser mucho más difícil”, advirtió desde Caracas.
Hasta el momento, Maduro ha hecho muy poco para encarar el problema.
Medidas como algún programa de recortes del gasto para reducir un déficit fiscal consolidado que ronda el orden de los 15 puntos del Producto Interno Bruto hasta el momento evaden el discurso oficial, mientras que Maduro hasta el momento ha mantenido engavetados los planes que podrían aliviar los desequilibrios, como un aumento en el precio interno de la gasolina y la unificación del tipo de cambio, lo que constituiría en una macro devaluación.
“El gobierno no está dando muestras de tener la disposición de introducir esos correctivos”, dijo Guerra. “Al menos no en este momento, porque el costo político es muy alto, es muy elevado”.
“Con un gobierno marxista, populista, encabezado por un líder débil, la posibilidad de aplicar este tipo de ajuste se hace absolutamente imposible”, sentenció.
De hecho, la economía venezolana requiere el equivalente de una cirugía de corazón abierto, que debería ser aplicada por un masivo equipo de tecnócratas que pudieran revisar y corregir todas las distorsiones y enfermedades acumuladas en las empresas privadas y públicas durante 15 años de políticas socialistas.
“Para cerrar este perverso círculo de desequilibrio e inflación también se requeriría de una profunda devaluación, una reorganización del flujo de caja de PDVSA [la compañía estatal de petróleos], y un préstamo internacional de balanza de pago de más de $40,000 millones”, afirmó Ochoa.
Los problemas se verán agravados en los próximos meses en vista de una pronunciada caída de la renta petrolera, tras una contracción en el precio del crudo desde el promedio de $98 por barril registrado el año pasado hasta un nivel que podría estar entre los $72 y los $82.
Con base en el cálculo más conservador de los $82 por barril, los ingresos petroleros de Venezuela pasarían de los $81,100 millones estimados para el año pasado a cerca de $63,300 millones, proyectando también que la caída de producción de crudo que ha estado sufriendo Venezuela en los últimos años se mantenga en solo 3.5 por ciento, explicó Ochoa.
Pero esa renta de $63,300 millones no ingresaría en su totalidad a las arcas del Estado.
De allí deben salir cerca de $5,380 millones para pagar el servicio de deuda de PDVSA prevista para el próximo año, y alrededor de $8,000 millones para cubrir los costos de importación de crudos y productos refinados, que sumaron ese monto en el 2013 y probablemente estarán en el mismo orden este y el próximo año.
De los $49,920 millones restantes, Venezuela deberá también cumplir el servicio de su masiva deuda con China, incluyendo las facilidades conocidas como el Mega Préstamo y el fondo pesado, y luego restar los envíos de crudo que realiza a Cuba y a los países miembros de Petrocaribe.
Adicionalmente, quedarían los miles de millones de dólares del servicio de la deuda la República y las necesidades de divisas para importar productos del sector privado.
“Es obvio que esto no alcanza”, enfatizó Ochoa.
“Si ya el año pasado, cuando el precio del petróleo se encontraba en los $98 el barril, ya había insuficiencia de divisas, y el gobierno mostraba no estar en condiciones de atender las deudas comerciales acumuladas para el sector privado, ¿cómo será ahora?”, enfatizó.
Con información de El Nuevo Herald
EVHouston / Foto: Referencial