
EFE, Austin.- El demócrata Julián Castro, alcalde de San Antonio (Texas), y el republicano Haley Barbour, exgobernador de Misisipí, comparten la idea de que una futura reforma migratoria debe otorgar una solución legal a los millones de inmigrantes indocumentados que viven y trabajan en Estados Unidos.
En una conversación en Austin (Texas), durante la Cumbre sobre Derechos Civiles, ambos políticos también estuvieron de acuerdo en que el sistema de inmigración estadounidense tiene que mejorar su programa de visados y delimitar las políticas de seguridad fronteriza.
El que fuera gobernador de Misisipí entre 2004 y 2012 dijo que su punto de vista es “la mejor opción para la economía”: “Darles la oportunidad de vivir aquí legalmente y, como se dice, que salgan de las sombras”.
Para el exgobernador, una reforma migratoria sería positiva para la economía y para el Tesoro del país. “Si se hace bien, se generarán más ingresos”, pronosticó Barbour.
El alcalde de San Antonio, una de las figuras hispanas más destacadas en el Partido Demócrata, recordó que solucionar la situación de los indocumentados también repercute en miles de ciudadanos estadounidenses, por vínculos familiares y matrimoniales.
Castro definió a los “dreamers”, los jóvenes sin documentación que llegaron de niños al país con sus padres, como “estadounidenses” y recordó que este país es lo único que conocen.
Ambos destacaron la necesidad de mejorar el sistema de visados y de monitorear con más precisión los casos de inmigrantes que entran en el país de forma autorizada, pero se quedan más tiempo del permitido dentro sus fronteras.
Para conseguirlo, defendieron, a través de una conversación amistosa entre un republicano y un demócrata, la necesidad de promover políticas bipardistas en Washington.
“Mi partido es un partido muy grande. Hay una diversidad de visiones en el Partido Republicano, que incluye visiones como la mía”, destacó Barbour.
Eso sí, Castro pidió que se acabe el debate impreciso sobre la seguridad fronteriza: “Cuando la gente habla de ‘seguridad de la frontera’, raramente está explicado. ¿Qué quiere decir este término?”.
“Tenemos que ser realistas, nunca reduciremos hasta cero el número de personas que cruzan la frontera”, añadió el demócrata.
Una mujer interrumpió la conversación con gritos en contra de la política de deportaciones de la Administración del presidente Barack Obama y a favor de una actuación más humana. El moderador del debate le pidió que dejara de protestar.
Más tarde, hacia el final del diálogo, el demócrata Castro admitió: “No estoy cómodo con el número de deportaciones. Mi esperanza es que el presidente encuentre la manera, a través de sus poderes constitucionales como presidente, para reducir el número de deportaciones”.
Entre hoy y el próximo jueves, la biblioteca presidencial de Lyndon B. Johnson acoge una cumbre al cumplirse el cincuenta aniversario de la Ley de Derechos Civiles, que acabó -sobre el papel- con la discriminación racial.
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