
Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, dijo hoy públicamente que mantiene sus esperanzas en que la situación del país pueda mejorar para el próximo año, pero aclaró que el país “va a seguir teniendo dificultades” y que “”No hay cómo garantizar que la situación será maravillosa, porque no será así”, admitió.
Para la Mandataria, “no se sabe cuál será la repercusión de todo lo que está ocurriendo en la economía internacional” y, en especial, de las turbulencias que afectan a China, que se ha convertido en el principal destino de las exportaciones brasileñas.
“Vamos a tener un efecto China muy acelerado, todo el mundo piensa que se trata sólo de commodities y no es sólo eso”, declaró y agregó: “Estamos frente a una retracción del mercado internacional; vamos a tener que lidiar con la desaceleración internacional”.
Asimismo, Rousseff aclaró que la economía brasilera requerirá de “mucho cuidado” para el 2016. Sin embargo, manifestó sentirse esperanzada en el plan de ajuste fiscal que ha venido implantando su Gobierno, el recorte del gasto público y el aumento en la recaudación tributaria, lo que minimizará el impacto externo de la economía brasilera.
“Las medidas comenzaron a ser implantadas y no tenemos cómo estar peor en el futuro”, prometió la mandataria, para quien, pese a la prolongación de la crisis en la economía de Brasil, “tampoco será la dificultad extrema que muchos pronostican”.
Es importante recordar, que Brasil se encuentra al borde de una recesión y para este 2015cerrará con una contracción de al menos un 1,5% según datos oficiales.
Para los analistas del mercado financiero estiman que la economía se encogerá este año casi un 2% y esa tendencia se mantendrá en 2016, para cuando se prevé que se contraiga otro 0,24%, en un escenario de fuerte presión inflacionaria y aumento del desempleo.
María Fernanda González/EV Houston / Foto: Referencial