La italiana Emma Morano murió a los 117 años en su casa de localidad de Verbania, a orillas del lago Mayor, en el norte de Italia, y era la mujer más anciana del mundo y la única que había vivido en tres siglos.
Se había convertido en mayo del año pasado con 116 años en la mujer más anciana del mundo, después del fallecimiento a la misma edad de la estadounidense que hasta el momento tenía este título.
Emma Martina Luigia Morano nació el 29 de noviembre de 1899 en el municipio piamontés de Civiasco (noroeste), en el seno de una familia de personas longevas, ya que su madre y su tía superaron los 90 años y su hermana Ángela llegó a los 100.
En la actualidad vivía en Verbania acompañada por una cuidadora que le ayudaba.
Cuando se le preguntaba por su secreto para llegar a esta edad, afirmaba que residía en evitar los medicamentos, tomar un poco de “grappa”, un aguardiente típico en Italia, y sobre todo comer tres huevos crudos al día, entre otras cosas.
En 2011 fue distinguida como Dama del Orden del Mérito de la República italiana y con motivo de su último cumpleaños, recibió la felicitación del actual jefe del Estado, Sergio Mattarella, y del papa Francisco.
“Ha tenido una vida extraordinaria. Recordaremos siempre la fuerza de ir hacia delante, su actitud combativa ante las adversidades”, explicó la alcaldesa de Verbania, Silvia Marchionini.
Marchionini recordó que Morano tuvo el valor hace 70 años de separarse de su marido que la maltrataba, justo después de que el hijo que habían tenido se muriera a los seis meses de nacer, mientras ella volvía de trabajar.
Según sus nietas, las únicas de su familia con vida y que rondan los 70 años, Morano, que conoció a 11 papas y 12 presidentes de la República, murió tranquilamente en su cama mientras dormía.
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