Esto sucedió hace pocos días, durante la reunión del Consejo Permanente solicitada por 14 Estados miembros, para debatir la situación del país caribeño con respecto a la realización de elecciones generales y la liberación de los presos políticos.
Moncada denunció lo que – a su parecer – era el carácter “injerencista” de la convocatoria, no sin por momentos, retribuir culpas a los Representantes de los Estados promotores del encuentro.
Entre otras cosas, Moncada habló sobre el carácter golpista del gobierno brasileño, pidió a Colombia cesar la producción de cocaína, criticó la ‘ceguera’ de Canadá con respecto a los asuntos de otros países que no sean Venezuela, e instó a los Estados Unidos a derogar el decreto Obama.
A tal punto llegó el discurso deldiplomático venezolano, que el Representante de México, Luis de Alba, amenazó en repetidas oportunidades con retirarse de la reunión si Moncada no moderaba sus palabras.
Mientras tanto en Caracas, el Diputado y una de las principales figuras del chavismo, Diosdado Cabello, se dirigía a un grupo de simpatizantes oficialistas que habían sido invitados a protestar contra la posible ‘aplicación de la Carta Democrática’.
“Narcos Rubio, así es que se llama, ¿no?”, Cabello interactuaba con la multitud enaltecida en colores rojos, rostros cansados y sudorosos, que sonreían por momentosen medio del calor inclemente de la capital venezolana.
Los espectadores aplaudían el juego de palabras que Cabello hacía con el nombre del Congresista Republicano estadounidense, Marcos Rubio.
Según el dirigente venezolano, el congresista amenazó a Haití, a El Salvador y a otros Estados,para que actuaran en contra de Venezuela durante la sesión de la OEA. No sin además señalar que, el organismo‘debió haber desaparecido hace muchos años’, porque ‘es un instrumento del imperialismo para someter a los pueblos’.
Cabello aseguró que ningún reglamento internacional está por encima de la Constitución y agregó, en alusión a la oposición que días atrás había respaldado la activación de la Carta Democrática desde el Parlamento, que ‘aquellos que traicionen a la patria, serán tratados como enemigos’.
No pasó demasiado tiempo hasta que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano, ratificara dos Sentencias que maximizaban el Poder del propio organismo jurídico y del Presidente Nicolás Maduro, pero que a su vez minimizaba las competencias del órgano legislativo venezolano, electo en votación popular por más de 14 millones de ciudadanos.
El TSJ que fue dispuesto por el antiguo parlamento de mayoría chavista, ha proclamado en una de las sentencias, el mengüé abierto del alcance de la inmunidad parlamentaria, mientras que la otra atribuye las funciones de un poder históricamente Republicano, a otro.
Todo esto basado en un “desacato”, que según el máximo órgano de justicia del país, ha estado cometiendo la oposición desde el parlamento. Básicamente, por haber incorporado (y luego desincorporado) a cuatro (4) diputados indígenas, cuya elección se había denunciado como fraudulenta por la comisión electoral del propio TSJ. La incorporación de estos diputados representaba para la oposición, la obtención de las dos terceras partes (112 diputados), que en votación tendrían la potestad de: Remover Magistrados del TSJ, escoger titulares del Poder Ciudadano y designar o remover rectores del Consejo Nacional Electoral. Es decir, de equilibrar el juego político de poderes en el país.
La pasada reunión de la OEA, con el respaldado de 20 Estados miembros, resultó en un llamado al gobierno venezolano para que se establezca el diálogo entre los actores políticos. Así como la consolidación de la separación de los Poderes, el respeto al Estado de Derecho, la liberación de los presos políticos, y la realización de elecciones.
En tanto, el Gobierno venezolano ha ofrecido una clara y sonora respuesta tanto a Luis Almagro, Secretario General de la OEA y uno de los principales propulsores de la pasada reunión, como a los Estados que la apoyaron, a la oposición venezolana y al sector de la población que creyó que algo realmente tangible podría surgir del encuentro.
Ahora, no sólo es cierto que el parlamento venezolano legista a media marcha, sino que en la práctica lo han anulado, y con ello, a la voluntad popular de millones de venezolanos que apostaron por el ejercicio de la democracia.
El mensaje del gobierno venezolano a la OEA, es claro: ‘El Estado soy yo’. / Twitter: @Lagius
Por Giuliana Ippoliti / Internacionalista y periodista venezolana / Foto: Referencial