
Los funcionarios fueron trasladados con sus familias desde el Aeropuerto Internacional Dulles, de Washington, por un avión del servicio ruso de transportes especiales, que decoló ayer por la tarde, según Telam
El gobierno ruso no tomó represalias contra el cuerpo diplomático estadounidense en Moscú, y sus hijos fueron invitados a la tradicional fiesta de Año Nuevo en el Kremlin, a la que hoy también fueron convidados a integrarse los recién llegados hijos de los diplomáticos rusos expulsados.
Ambas medidas fueron tomadas por el presidente ruso, Vladimir Putin, quien ya había declarado que no “bajaría a tirarse de las mechas (cat fight)” con el gobierno saliente de Estados Unidos para explicar la ausencia de represalias, recordó la agencia de noticias TASS.
El jueves pasado, tras muchas amenazas públicas, Obama decidió sancionar a Rusia por su presunta vinculación con el hackeo informático al Partido Demócrata, que, según la Casa Blanca, influyó a favor de Donald Trump en las elecciones presidenciales.
Obama decretó la expulsión de 35 diplomáticos rusos sospechados de ser espías, puso sanciones financieras a las dos principales agencias de inteligencia de Moscú, el GRU, el servicio de espionaje militar extranjero, y el FSB, la sucesora de la famosa KGB soviética.
También estableció el cierre de “dos instalaciones rusas, en Maryland y Nueva York, usadas por personal ruso para tareas de inteligencia”.
Pese a que el mundo esperaba una escalada diplomática, al día siguiente, el presidente ruso Vladimir Putin decidió no responder a las sanciones de Obama, quien debe abandonar el poder en menos de tres semanas.
“No le vamos a crear problemas a los diplomáticos estadounidenses. No expulsaremos a nadie. No prohibiremos ni a sus familias, ni a sus hijos disfrutar de sus lugares habituales de descanso en las fiestas navideñas”, aseguró Putin en una declaración difundida por el Kremlin.
Las palabras de Putin fueron más tarde celebradas por el presidente electo de Estados Unidos, el magnate republicano Donald Trump, quien hizo campaña a lo largo de 2016 alabando sus dotes de liderazgo.
Su futuro portavoz presidencial, Sean Spicer, amplió la visión del inminente primer mandatario estadounidense en un reportaje concedido a la cadena ABC.
Spicer consideró que la medida había sido desproporcionada y adelantó que Trump pedirá una rendición de cuentas a las agencias correspondientes.
En medio de la campaña presidencial estadounidense de este año, la organización Wikileaks publicó una serie de emails privados de miembros de la cúpula del Partido Demócrata y del equipo electoral de la candidata oficialista, Hillary Clinton.
Estos emails, que fueron hackeados por personas aún no identificadas oficialmente, revelaron internas dentro de los demócratas -cómo el partido apoyó a Clinton y boicoteó las aspiraciones de su rival en las primarias, Bernie Sanders- e incoherencias y abiertas contradicciones entre el discurso de la candidata presidencial oficialista y sus acciones.
El escándalo de los emails le costó la cabeza a la entonces presidenta del Partido Demócrata, Debbie Wasserman Schultz, y dejó mal parado a más de uno en la campaña de Clinton.
Por eso, recientemente, cuando el gobierno de Obama acusó al gobierno ruso de ser el presunto autor intelectual y material del hackeo, y de haber filtrado los emails a Wikileaks, argumentó públicamente que el Kremlin lo hizo para beneficiar al candidato republicano y abierto simpatizante del presidente Putin, Donald Trump.
Agencias / Foto: Referencial