El mundo corporativo sigue dando de qué hablar, con muy buenas y con no tan buenas noticias, por no decir hechos inaceptables.
El gran fabricante y líder mundial en chips semiconductores para equipos computadores Intel (NADAQ: INTC) está en este momento atravesando un momento difícil desde el punto de vista institucional, dado que su Chief Executive Officer (CEO), Brian Krzanich, ha tenido forzosamente que (quizás involuntariamente) renunciar a su cargo ejecutivo al frente de esta organización por un escándalo que lo afecta tanto a él como a otra persona empleada de este gigante manufacturero.
Los detalles del escándalo “personal” no se han dado a conocer, pero la renuncia de este alto ejecutivo y la información manejada hasta el momento, supone un quiebre en los valores institucionales de esta empresa radicada en Silicon Valley, específicamente en Santa Clara (California).
Estos hechos han llegado quizás en el peor momento, justo cuando recientemente Intel cedía el primer puesto mundial en manufactura y ventas de este producto al irreverente sur coreano Samsung, y más aún con las fuertes tensiones comerciales entre los gobiernos de Estados Unidos y China, específicamente en el intercambio comercial en el área de semiconductores, entre otros rubros.
Esta empresa, la cual cotiza en el mercado bursátil, está sujeta al rigor de la ley Sarbanes-Oxley del año 2002. Esta ley exige a empresas cotizantes cumplir con una serie de reglamentos relacionados a los conceptos de “Código de Etica” y “Tone at the Top”, entre otros. Estos elementos son considerados por la ley como “Entity Level Controls”, es decir, controles ejercidos a través de toda la organización y que deben ser implementados y monitoreados por la alta gerencia de la empresa.
El “Tone at the Top” requiere que valores organizacionales sean ejercidos desde y por la alta gerencia, de manera de que sean permeados hacia abajo en la cadena organizacional y así hacer a la empresa un lugar idóneo y digno de trabajo. La reputación organizacional por lo general se ve severamente afectada ante cualquier tipo de noticia adversa, lo cual tiende a viralizarse en internet en fracción de segundos.
Una relación “personal”, aunque sea consensuada, entre un alto ejecutivo y alguno(a) de sus subordinados(as) no sólo afecta la visión que se tiene desde afuera con respecto a la integridad de la empresa, también crea un ambiente agrio de inconformidad e inestabilidad interna. Demás está decir que esto se traduce en múltiples consecuencias organizacionales y de recursos humanos.
Entre estas consecuencias están la mala visión que el público pueda tener de una aparente falta de liderazgo interno, la potencial afectación negativa del valor de la acción, y la destrucción de la reputación y marca organizacional. Tal como era de esperarse, el pasado lunes 25 de junio de 2018 el valor de la acción cayó en tempranas horas por encima del 2%.
Aun cuando las “noticias” sean solo rumores infundados, esto puede destruir la reputación de una empresa en tiempo récord.
Ante todo, es el “Código de Etica” el que debe regir los quehaceres organizacionales y de recursos humanos, y es el “Tone at the Top” lo que asegura un mejor ambiente corporativo basado en sólidos valores institucionales. Esperemos que este evento no afecte ni a la empresa, su personal, ni sus asociados de negocio ni al mediano ni al largo plazo.
Douglas Chemaly / Foto: Referencial