Un grupo de empleados de la Asamblea Nacional de Venezuela, el máximo organismo legislativo del país, denunció que ni siquiera hay seguridad dentro de sus instalaciones.
Los alimentos reservados para los diputados, empleados y visitantes desaparecen casi por arte de magia, al igual que las pertenencias personales sin que los vigilantes tomen acciones. Además, no es sorpresa hallar a personas vendiendo cualquier cosa por los pasillos del hemiciclos.
Lean este reportaje hecho por la periodista Janet Yucra M. de la página web La Patilla, que revela el insólito lado oculto del Parlamento venezolano:
Hace un mes, en la sede administrativa de la Asamblea Nacional (AN), conocido como el edificio de Pajaritos, hubo un curso obligatorio para empleados del Parlamento, el cual incluía refrigerios, debido a que se trataba de varias horas dedicadas al mejoramiento de la imagen de la institución. A la hora del almuerzo, los organizadores del curso ordenaron que llevaran 50 empaques con la comida para igual número de asistentes.
Cuando se aprestaban a consumir los alimentos, una de las organizadoras dio la mala noticia: “se robaron la comida”.
Empleados de la AN, quienes pidieron que se reserve su nombre, por temor a represalias, se quejaron ante esta cronista, porque “la escasez que hay en el Parlamento no es solamente de insumos básicos, sino de valores”. Relatan que “los pasillos de Pajaritos se han convertido en un mercado de buhoneros, donde fácilmente te puedes encontrar a un vendedor de polvo azul para matar ratas y chiripas o señoras que ofrecen ropa y zapatos en las oficinas”.
Esto no sería tan malo, dicen los afectados, si en la AN fueran justos con todos, porque “a los empleados nos registran hasta las carteras, además de tener que marcar la huella dactilar. Pero aquí uno se consigue a cualquier persona que al parecer no tiene mayores problemas para entrar, salvo ser identificado como del proceso”. En este sentido, esta redactora puede dar fe de que a la hora de ir a Pajaritos, a los reporteros acreditados nos buscan en una lista donde están nuestros datos y los funcionarios de seguridad deben llamar a alguien de prensa para que nos deje pasar. Esto denota que las “medidas de seguridad” no son iguales para todo el mundo.Humillados y robados
Pero el episodio de los almuerzos no es el único, puesto que ahora los asistentes a la edificación deben tener cuidado con sus pertenencias, pues han robado dentro de las oficinas, donde se pierden carteras y celulares. “Yo no llevo dinero y siempre cargo encima mi teléfono, porque ya me robaron y cuando fui a seguridad a poner la queja, me dijeron que eso era todos los días”, relató un empleado.
Contó que cuando se presentó el problema con la diputada María Corina Machado, “a los empleados nos registraban de arriba abajo y a quienes llevaban su carro a los estacionamientos les obligaban a bajar los vidrios y a abrir el maletero. Más de uno se molestó y reclamó ante esta humillación”, agregó. No obstante, cuando se quejan por los robos en las oficinas, porque hasta han llegado a hurtar objetos de los “arturitos”, en seguridad no responden.Escasez de papel higiénico
Por otro lado, el Sindicato de Trabajadores de la AN, Sinfucan, emitió un comunicado público, quejándose por la falta de insumos básicos en la institución, que va desde la escasez de papel higiénico, hasta simples instrumentos de trabajo. El escrito señala que “desde el 2013 estamos recibiendo quejas por deficiencia de papel higiénico, servilletas, agua potable, insumos de limpieza y otros. También existen reclamos sobre la ergonomía adecuada en los puestos de trabajo que afectan la salud”.
La queja llega hasta el colmo de relatar cómo en algunas oportunidades los trabajadores “han tenido que irse a sus casas, a hacer sus necesidades”, porque no hay papel en los baños y si hay servilletas, las comparten entre varios. También falta papel para impresoras, tintas, lápices y otros elementos que facilitan el trabajo. Sinfucan
advierte que esta situación significa “el deterioro lento del compromiso de los trabajadores con nuestra querida institución”.“Medio sanduchito”
En las comisiones, relatan que se hace muy difícil trabajar, sobre todo de miércoles a jueves, porque “se acaban los botellones de agua potable y en varias ocasiones no hay ni cómo limpiar los baños, porque no llegan productos que se requieren para ello. Y ni qué decir de la falta de material para sacar copias y demás insumos”. Incluso, “hemos llegado al colmo de llevar nuestros propios productos de limpieza y guardarlos en lugares secretos, donde nadie los encuentre”, agregan.
“A veces, cuando hay trabajo en las comisiones, se acostumbra repartir frutas, pastas secas y en algunos casos sánduches. Sin embargo, la crisis ha llegado al punto de que los panes se dividen en dos y te toca la mitad, seas diputado o ministro”, informaron.
Esto ocurre, a pesar de que varios diputados han tenido que poner de su dinero para comprar alimentos e insumos, o los trabajadores hacen “vacas” para comprar café. Los parlamentarios también han tenido que comprar pintura, para acondicionar sus oficinas.
Abraham Puche / EV Houston / Foto: Archivo