Brasil encajó el peor revés imaginable en su larga y dorada historia mundialista y en su propio país, ante un adversario como Alemania superior que no tuvo piedad del anfitrión, al que le ganó por primera vez en un partido oficial para arreglar todas las venganzas por saldar.
Tal y como sucedió en 1950 en Maracaná, el estadio Mineirão de Belo Horizonte testificó una de las más bochornosas páginas del pentacampeón. Pocas veces sonrojado de manera similar. Para contemplar cuando Brasil padeció tantos goles hay que trasladarse a Francia 1938, cuando ganó 6-5 a Polonia, prórroga incluida. Nada que ver con esto. El peor resultado de su historia.
No llegará al templo futbolístico de Río de Janeiro el temido revés en un Mundial. Se quedó a un paso en el trayecto pero a una distancia sideral en lo futbolístico.
El convencimiento de que la energía, el empuje, la historia y la condición de local bastaban para lograr el éxito Mundial que se resiste desde el de Corea/Japón 2002 fue un error del que no quiso ser consciente Luiz Felipe Scolari. En cuanto encaró a un adversario con pedigrí se derrumbó.
Alemania, que disputará una final de un Mundial desde aquella de Asia en el 2002, endosó cinco goles en media hora. Cuatro en siete minutos. En una primera parte plagada de eficacia. El fruto de un equipo trabajado desde el 2008 que minimizó a un puñado de individualidades sin armazón.
Brasil se había encomendado a la baja de Neymar para acrecentar el aliento la presión sobre el rival. Sin Thiago Silva, sancionado, David Luiz encarnó el papel de líder. Antes y al inicio del partido. Hasta que a los once minutos Thomas Müller le dejó en evidencia para batir, desde la soledad del segundo palo, a Julio César en un córner botado por Toni Kroos.
No era nueva la situación para Brasil. Ya tuvo el marcador en contra en el choque inaugural ante Croacia. Pero nada se hace con pausa, con cabeza, en esta selección donde casi nadie ejerce de ‘jugón’. Donde futbolistas con talento como Oscar pierden el paso ante la ebullición que pretende imponer el ritmo de juego amarelho. Precipitado y avasallador.
Buscó la vía directa con prisa por tomar el camino más recto hacia Maracaná. Pero se estrelló contra el muro alemán, que empleó el mazo. Joachim Löw sorprendió con la inclusión de Miroslav Klose. Retrasó algo a Müller y quitó del once a Mario Götze. Una osadía ante la contención de su rival. Felipão tiró del centrocampista Bernard para sustituir a Neymar. Dante, como se esperaba, ocupó el lugar de Thiago Silva. En cualquier caso, la zaga quedó en evidencia.
En siete minutos el equipo de Löw resumió el recital liderado por Kroos. Amplió la cuenta Klose, que recogió el rechace a su primer disparo desviado por Julio César; Kroos, que inició la jugada, anotó los dos siguientes en un abrir y cerrar de ojos. El tercero llegó de una combinación entre Sami Khedira y Philip Lham. Después, el cuarto, con una culminación de una acción que surgió con un pase del centrocampista del Real Madrid.
Khedira se sumó a la fiesta. Mats Hummels se sumó al ataque y el madridista redondeó tras un centro corto de Mesut Özil.
Brasil estaba desbordado. Sin capacidad de reacción, la sangría pudo ser mayor antes del descanso, pero Alemania prefirió especular, darse un descanso y contemplar cómo su rival se ahogaba víctima de su propia angustia.
El segundo tiempo sobró y el partido se convirtió en un vaivén sin nada en juego. El equipo de Scolari, que dejó en el banco a Fernandinho y Hulk para dar entrada a Paulinho y Ramires, tiró de orgullo para maquillar la humillación.
Löw, que afrontará su segunda final en una gran competición tras la Eurocopa de Austria y Suiza 2008 que perdió con España, empezó a calcular esfuerzos. Retiró a Hummels para devolver protagonismo a Mertesacker.
Entonces apareció Manuel Neuer para apagar las llamas. Brasil cercó a Alemania y el mejor meta del Mundial entró en acción para reivindicar su protagonismo y evitar que el rival asomara la cabeza. Sacó balones a Oscar, Ramires y Paulinho para desesperación local.
Cuando el furor local se apagó de nuevo Alemania no perdonó. Tras un par de advertencias, André Schürrle, que salió por Klose, marcó a pase de Lahm.
En plena protesta local, incrédula ante similar sonrojo, el atacante del Chelsea descubrió su momento. Afeó aún más el panorama brasileño al marcar el séptimo, de un fuerte disparo a pase de Thomas Müller.
El partido fue eterno para Brasil, que encontró el honor gracias a su jugador de talento, Oscar, que finalizó un contraataque iniciado desde su portería por Julio César.
No supuso alivio alguno el gol. Su celebración representó la impotencia. La frustración. La imagen de un triste adiós y a las ilusiones de su Mundial. Alemania irá al Maracaná. Regresó a una final en la última oportunidad para dar brillo a una generación plagada de talento.
Pentacampeón heptagoleado
Hasta el 1-7 infligido hoy por Alemania, la selección brasileña jamás había encajado un resultado tan abultado en la historia de la Copa del Mundo, que se juega en su vigésima edición.
Hasta el 1-7 infligido hoy por Alemania, la selección brasileña jamás había encajado un resultado tan abultado en la historia de la Copa del Mundo, que se juega en su vigésima edición.
El 12 de julio de 1998, más de 5.844 días atrás, la Canarinha de Ronaldo perdió la final del Mundial de Francia ante los anfitriones por 3-0.
Brasil cayó hoy en casa por 1-7, el mismo resultado que hasta hoy es el más amplio que ha asestado a rival alguno en copas. La víctima fue Suecia en el Mundial que los brasileños organizaron en 1950.
Brasil encajó cinco goles en el Mundial de 1938 a expensas de Polonia, aunque el encuentro lo ganó el ‘scratch’ por 6-5.
En el Mundial de Suiza, disputado en 1954, Brasil fue apeado en la fase de cuartos de final al caer por 4-2 ante Hungría.
Por primera vez en la historia de los mundiales la formación ‘verdeamarela’ encajó tantos goles en casa.
Desde 1984, cuando Inglaterra ganó un amistoso en el estadio Maracaná, no se perdía en casa.
Alemania rozó hoy su propia marca pues en el Mundial del 2002 vapuleó por 8-0 a la selección de Arabia Saudí.
Ficha técnica:
1 – Brasil: Julio César; Maicon, Dante, David Luiz, Marcelo; Fernandinho (Paulinho, m.46), Luiz Gustavo, Hulk (Ramires, m.46), Oscar, Bernard y Fred (William, m.71).
7 – Alemania: Neuer; Lahm, Hummels (Metersacker, m.46), Boateng, Höwedes; Schweinsteiger, Khedira (Draxler, m.75); Müller, Kroos, Özil y Klose (Schürrle, m.59)
Goles: 0-1, m.11: Thomas Müller; 0-2, m.23: Klose; 0-3, m.24: Kroos; 0-4, m.26: Kroos; 0-5, m.29: Khedira; 0-6, m.70: Schürrle; 0-7, m.77: Schürrle. 1-7, m.90: Oscar
Árbitro: Marco Rodríguez (MEX). Mostró tarjeta amarilla a Dante.
Incidencias: Semifinal del Campeonato del Mundo de Brasil 2014 disputado en el estadio Mineirão de Belo Horizonte ante unos 58.000 espectadores.
EFE / Foto: EFE