
El debate que se llevó a cabo en San Luis, Misuri, estuvo lleno de tensión, al punto de que ambos candidatos evitaron darse la mano al ingresar al recinto del encuentro. El discurso estuvo lleno de acusaciones de todo tipo y golpes bajos.
A tan solo cuatro semanas de celebrarse las elecciones presidenciales, Trump resistió el discurso más tenso que ha tenido con Clinton a lo largo de la campaña.
El magnate en reiteradas ocasiones insinuó que, si gana las elecciones, intentará encarcelar a su rival demócrata, y sacó a relucir los escándalos sexuales de su marido, el expresidente, Bill Clinton, a lo cual Clinton replicó: “por fortuna Trump no está al cargo de la ley” y el republicano respondió: “porque estarías encarcelada”, intervino Trump.
“Ha habido muchas mentiras, mucho engaño, nunca ha habido nada como eso”, enfatizó el magnate al respecto, por lo que la amenaza es ahora significativa, ya que por primera vez, Trump hace suyo, de forma abierta, el eslogan que tanto corean las filas republicanas: “enciérrenla, enciérrenla”.
Abrazando de esta manera en la fase final de la campaña, la retórica y las ideas más extremas y agresivas de algunos de sus colaboradores, como su jefe de campaña, Stephen Bannon, exjefe de la web extremista Breitbart News.
Muy pocas veces se había oído en un foro parecido tantas descalificaciones personales como las que se escucharon en San Luis.
En una escenificación propia de un reality show, el neoyorquino organizó, antes del debate, una comparecencia ante la prensa con cuatro mujeres que acusan a los Clinton de abusos en distintos grados y las cuales se encontraban entre el público presente.
La filtración de un audio con comentarios sexista ha abierto una fractura en el partido republicano, al punto, de que el magnate inmobiliario utilizó golpes bajos contra la demócrata que involucraban al esposo de esta en delitos sexuales, nunca probados.
“Las mías son palabras, las de él son acciones”, aseguró.
Mientras Hillary respondió a esto citando una frase de la actual primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama: “Cuando ellos se rebajan, nosotros nos elevamos”, un golpe que el republicano no se esperó.
Durante 90 minutos se pudo notar un Trump tenso, con movimientos constantes y voz calmada, que parecía esforzarse por no perder los nervios.
Sin embargo, Clinton, se mostró menos sonriente que en el primer debate, y con una estrategia que parecía centrada en permitir que Trump hablase y se enredase en argumentos sin bases, mientras le lanzaba guiños a varios de los republicanos que se encontraban desencadenados con su candidato.
Trump llegó a San Luis tras las 48 horas más difíciles de su carrera política, donde se ha especulado el abandono de su carrera, y se ha podido apreciar como notables republicanos le critican duramente en público y a su vez, desertan de la campaña.
El debate de San Luis, definitivamente será recordado por su virulencia y animosidad, aunque terminó con una nota conciliadora cuando un ciudadano pidió a los candidatos que elogiasen un rasgo de su oponente.
Clinton aprovechó el momento para elogiar a los hijos del magnate que últimamente han quedado en situaciones muy comprometedoras. En cambio Trump, afirmó que Clinton “no abandona, no se rinde”, y se dieron la mano.
El último encuentro se celebrará en Las Vegas (Nevada) el 19 de octubre.
Iveth Villalobos / EV Houston / Foto: EFE