
“Vivimos tiempos extraordinarios. Estamos intentando lidiar con esta crisis ahora. Parece que hay un ambiente de anarquía”, indicó Duterte durante una comparecencia ante la prensa.
Según el mandatario, la medida implica un incremento de la presencia militar y de la policía en todo el país, para así lograr combatir cualquier amenaza terrorista.
“no estamos hablando de ley marcial, peor invito a las Fuerzas Armadas, a los militares y policías a que controles el país de acuerdo con mis especificaciones”, expresó el jefe de Estado.
“Tengo el deber de proteger al país y que la integridad de nuestra nación quede intacta”, aseveró el presidente filipino.
Recordemos que Duterte, se encontraba visitando Davao en el momento que se produjo la explosión, por lo que fue resguardado en una casa policial.
Por otro lado, Jesús Dureza, consejero de paz de la Presidencia Filipina, dio a conocer que “el estado de anarquía simplemente llama a los militares y a las Fuerzas Armadas a llevar a cabo operaciones que normalmente solo haría la Policía”.
Duterte pidió además la colaboración de la ciudadanía, y les instó a facilitar el registro de vehículos que está teniendo lugar en varios puntos de control que se han establecido en las carreteras de acceso a Davao y en las principales avenidas de Manila.
Por su parte, el ministro de Interior de Filipinas, Mike Sueño, confirmó en una entrevista con la emisora local DZRH que las autoridades había recibido advertencias sobre un posible atentado y que el grupo rebelde islamista Abu Sayyaf reclamó hoy la autoría del atentado con bomba.
“Lo esperábamos. Hace dos o tres días recibimos informes de inteligencia sobre esto”, declaró Sueño.
El ministro detalló que el Gobierno ha recibido confirmación por parte del portavoz de Abu Sayyaf, Abu Rami, de que ese grupo islamista es el responsable del ataque.
El atentado se produce pocos días después de que el Gobierno de Filipinas anunciara una intensificación en la ofensiva contra Abu Sayyaf después de que al menos 15 soldados resultaran muertos en enfrentamientos con los insurgentes en la ciudad de Patikul, en la provincia meridional de Sulu.
Iveth Villalobos / EV Houston / EFE / Foto: EFE