Temer, quien tiempo atrás fuera aliado de Rousseff, tiene ahora una larga lista de retos económicos, políticos, sociales y judiciales que anticipan por lo menos dos años de arduo gobierno, donde deberá airear una economía en una de las peores crisis de la historia, y a su vez, atender las diversas presiones de los partidos que impulsaron su ascenso.
Todo, bajo el gran escándalo de corrupción ocurrido en Petrobras.
En 1982, el actual presidente, Temer, dejó su bufete y las aulas para asumir el puesto de Procurador General de Sao Paulo, Brasil, para luego pasar a la Secretaría de Seguridad Pública del estado, el cual el mismo recomendó crear.
Cuatro años después, Michel Temer entró en la asamblea federal como diputado suplente, repitiendo el cargo en 1990, pero no sin antes pasar por la Asamblea Constituyente, cuando votó en contra de medidas como el derecho al voto a los 16 años.
Consiguiendo de esta manera ser electo como diputado titular en 1194, 1998, 2002 y 2006, período en el que poco a poco fue ascendiendo.
En el año 2010 sus dotes fueron nuevamente requeridos cuando el ex presidente Lula da Silva lo invitó a presentarse como candidato a la vicepresidencia para garantizar la estabilidad del gobierno de Dilma Rousseff.
Michel Temer se convirtió a los 75 años en una pieza fundamental del poder brasileño, pero su popularidad, la cual equivalía a un 13% no lo ayudo, por lo que llega al poder de forma accidentada, sin la respectiva legitimidad que dan las urnas.
Temer, quien se divorcio en dos ocasiones y tiene tres hijas de su primer matrimonio y un hijo de otra relación, actualmente está casado con una ex modelo de 32 años que espera el segundo hijo de ambos.
Michel Temer, es conocido como un hombre fuerte del mayor partido de Brasil, el Hombre fuerte del mayor partido de Brasil, el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) de centro – derecha, por lo que ahora asumirá de forma provisora el mandato hasta el 2018.
Iveth Villalobos / EV Houston / Foto: EFE