
Un empresario venezolano que llegó a Miami a comprar mercancía para reponer su inventario y probablemente para asesorarse con un abogado para saber cómo emigrar a los Estados Unidos, terminó en la cárcel.
El empresario que decidió mantenerse bajo el anonimato expresó que lo que obtuvo al bajarse del avión fue un boleto para terminar en una celda e ingresar a un laberinto legal del cual aún no logra salir pese a que le ha costado más de $15,000 que con gran esfuerzo su familia en Venezuela ha logrado reunir.
¿Qué lo llevo a la cárcel?
Haber respondido “Sí” a la pregunta ¿Tiene usted miedo de vivir en Venezuela?, después de mucha insistencia por parte de un funcionario del Aeropuerto Internacional de Miami.
Una pregunta tan sencilla a la que la mayoría de los venezolanos, de ser honestos, respondería de una u otra forma afirmativamente, por los altos índices de criminalidad y la persecución política por parte del gobierno de Nicolás Maduro.
Sin embargo, esta pregunta es usada por los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza para tratar de identificar a la entrada de Estados Unidos, que pasajeros en la fila contemplan el pedir asilo político.
Pero lo cierto de la situación, es que cualquier solicitud de asilo político manifestada ante las autoridades en el Aeropuerto conducen directamente a un centro de detención, para iniciar desde allí el trámite bajo condiciones precarias que frecuentemente terminan en fracaso, así lo explicó un abogado de inmigración.
“Si la persona llega al Aeropuerto y pide el asilo político, entonces da inicio a una cadena de eventos que le juegan en contra. Le van a detener, le va a mandar al Centro de Detención de Krome, o lo van a mandar a BTC Broward Transitional Center”, aseguró Wilfredo Allen.
Según Allen, desde estos centros de inmigración es muy difícil y costoso trabajar, ya que el juez no tiene que otorgar derecho a fianza a ningún solicitante y el número de entrevistas para demostrar la condición de “miedo creíble” pasa de dos a solo uno.
Asimismo, diversos abogados agregaron que los venezolanos recluidos en BTC tienen su situación sumamente difícil, puesto que el juez de inmigración que opera allí es excesivamente estricto.
La mayoría de los recluidos habían llegado a tierra estadounidense con la idea de pedir asilo político, pero no todos, algunos de ellos solo querían pasar unos días de vacaciones en la ciudad de Miami, pero terminaron regresando a Venezuela tras pasar unas semanas en cautiverio.
El comerciante afirmó que su intención era regresar a Venezuela cuando llegó en el mes de marzo a Miami, pero esto no les importo a las autoridades pese a que este se los notifico.
Fue apartado desde que pasó la primera fila de la taquilla de inmigración y esperó junto a otros venezolanos que se encontraban en la misma situación que él.
El comerciante despertó la curiosidad de los agentes porque les parecía que llevaba mucha ropa en su maleta y porque posteriormente habían encontrado pistas en su celular que lo identificaban como un simpatizante de la oposición venezolana.
“‘Ah […], pero tú tienes problemas allá’, me dice el agente y yo le digo que no”, relató el comerciante por medio de una entrevista telefónica.
“El pregunta al rato, ‘¿pero tú tienes miedo de ir a tu país?’, y le vuelvo a decir que no. Continúa la entrevista y después de otro rato insiste con la pregunta, y le digo que en realidad miedo tienen todos los venezolanos al estar en Venezuela. Y él sigue revisando, y vuelve a preguntar, ‘¿pero tú tienes miedo de ir a tu país?’, y yo le digo, sí que realmente todos los venezolanos vivimos con miedo. Ahí dice, ‘ya, no hables más’, empezó a escribir en una cuestión allí, prendió una luz roja, y a los pocos minutos llegaron dos oficiales”, narró.
Al ser admitido el empresario fue catalogado como solicitante de asilo político, situación que lo colocó bajo automática custodia de inmigración.
A algunos de los venezolanos que pasaron por dicha situación se les dio la opción de ser colocados en un avión de vuelta a Venezuela, o a ser enviados a un centro de detención para tramitar el asilo político, pero estos resaltaron que en el Aeropuerto se les había informado de forma incorrecta el proceso, ya que se les dijo que solo tomaría de tres a cuatro días y luego estos serían puestos en libertad.
Esta pregunta, es una de las tantas formuladas por los funcionarios de inmigración en un intento por detectar a aquellos viajeros que piensan quedarse más tiempo del legalmente previsto en Estados Unidos.
“Tener una visa no es una garantía de que te van a dejar entrar. El ingreso está bajo total discreción de las autoridades en el Aeropuerto”, advirtió Tobías Roche, ex agente de ICE.
Se debe tomar en cuenta que el asilo político tiene mayores posibilidades de aprobación si se hace en plena libertad, una vez que ingresan a los Estados Unidos, ya que la persona puede recaudar las pruebas necesarias y contactar a un abogado que los represente.
El trámite bajo custodia suele ser muy costoso, para salir, los reclusos se ven obligados a pagar una elevada fianza, que en muchos casos ronda los $15,000 que fueron pagados por el comerciante.
La abogada, Alejandra Roa, mencionó que dicha cantidad podría ser un monto mayor, incluso, había escuchado de un caso reciente donde un oficial le impuso a una joven la cantidad mencionada con anterioridad, por lo que ella apeló y el juez tomó la decisión de modificar la cantidad por $30,000.
Roa apuntó que esto resalta la discrecionalidad que tienen los jueces y diferentes funcionarios con los casos de inmigración, puesto que aún cuando son puestos en libertad, los reclusos son obligados a utilizar un grillete electrónico, el cual deben pagar de su propio bolsillo.
Por medio de un estudio que llevó acabo el Instituto Pew Research, entre octubre 2015 y junio 2016 un total de 10,221 personas pidieron asilo político, y esta cifra se ha incrementado en 168% frente a 3,810 casos presentados en el mismo periodo del año pasado.
Son muchos los venezolanos que han sido mal asesorados sobre los trámites y las abundantes dificultades que los acompañan al emigrar a los Estados Unidos, cambiando problemas como la falta de comida que viven por unos más graves tras las rejas.
El empresario que decidió mantenerse bajo el anonimato expresó que lo que obtuvo al bajarse del avión fue un boleto para terminar en una celda e ingresar a un laberinto legal del cual aún no logra salir pese a que le ha costado más de $15,000 que con gran esfuerzo su familia en Venezuela ha logrado reunir.
¿Qué lo llevo a la cárcel?
Haber respondido “Sí” a la pregunta ¿Tiene usted miedo de vivir en Venezuela?, después de mucha insistencia por parte de un funcionario del Aeropuerto Internacional de Miami.
Una pregunta tan sencilla a la que la mayoría de los venezolanos, de ser honestos, respondería de una u otra forma afirmativamente, por los altos índices de criminalidad y la persecución política por parte del gobierno de Nicolás Maduro.
Sin embargo, esta pregunta es usada por los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza para tratar de identificar a la entrada de Estados Unidos, que pasajeros en la fila contemplan el pedir asilo político.
Pero lo cierto de la situación, es que cualquier solicitud de asilo político manifestada ante las autoridades en el Aeropuerto conducen directamente a un centro de detención, para iniciar desde allí el trámite bajo condiciones precarias que frecuentemente terminan en fracaso, así lo explicó un abogado de inmigración.
“Si la persona llega al Aeropuerto y pide el asilo político, entonces da inicio a una cadena de eventos que le juegan en contra. Le van a detener, le va a mandar al Centro de Detención de Krome, o lo van a mandar a BTC Broward Transitional Center”, aseguró Wilfredo Allen.
Según Allen, desde estos centros de inmigración es muy difícil y costoso trabajar, ya que el juez no tiene que otorgar derecho a fianza a ningún solicitante y el número de entrevistas para demostrar la condición de “miedo creíble” pasa de dos a solo uno.
Asimismo, diversos abogados agregaron que los venezolanos recluidos en BTC tienen su situación sumamente difícil, puesto que el juez de inmigración que opera allí es excesivamente estricto.
La mayoría de los recluidos habían llegado a tierra estadounidense con la idea de pedir asilo político, pero no todos, algunos de ellos solo querían pasar unos días de vacaciones en la ciudad de Miami, pero terminaron regresando a Venezuela tras pasar unas semanas en cautiverio.
El comerciante afirmó que su intención era regresar a Venezuela cuando llegó en el mes de marzo a Miami, pero esto no les importo a las autoridades pese a que este se los notifico.
Fue apartado desde que pasó la primera fila de la taquilla de inmigración y esperó junto a otros venezolanos que se encontraban en la misma situación que él.
El comerciante despertó la curiosidad de los agentes porque les parecía que llevaba mucha ropa en su maleta y porque posteriormente habían encontrado pistas en su celular que lo identificaban como un simpatizante de la oposición venezolana.
“‘Ah […], pero tú tienes problemas allá’, me dice el agente y yo le digo que no”, relató el comerciante por medio de una entrevista telefónica.
“El pregunta al rato, ‘¿pero tú tienes miedo de ir a tu país?’, y le vuelvo a decir que no. Continúa la entrevista y después de otro rato insiste con la pregunta, y le digo que en realidad miedo tienen todos los venezolanos al estar en Venezuela. Y él sigue revisando, y vuelve a preguntar, ‘¿pero tú tienes miedo de ir a tu país?’, y yo le digo, sí que realmente todos los venezolanos vivimos con miedo. Ahí dice, ‘ya, no hables más’, empezó a escribir en una cuestión allí, prendió una luz roja, y a los pocos minutos llegaron dos oficiales”, narró.
Al ser admitido el empresario fue catalogado como solicitante de asilo político, situación que lo colocó bajo automática custodia de inmigración.
A algunos de los venezolanos que pasaron por dicha situación se les dio la opción de ser colocados en un avión de vuelta a Venezuela, o a ser enviados a un centro de detención para tramitar el asilo político, pero estos resaltaron que en el Aeropuerto se les había informado de forma incorrecta el proceso, ya que se les dijo que solo tomaría de tres a cuatro días y luego estos serían puestos en libertad.
Esta pregunta, es una de las tantas formuladas por los funcionarios de inmigración en un intento por detectar a aquellos viajeros que piensan quedarse más tiempo del legalmente previsto en Estados Unidos.
“Tener una visa no es una garantía de que te van a dejar entrar. El ingreso está bajo total discreción de las autoridades en el Aeropuerto”, advirtió Tobías Roche, ex agente de ICE.
Se debe tomar en cuenta que el asilo político tiene mayores posibilidades de aprobación si se hace en plena libertad, una vez que ingresan a los Estados Unidos, ya que la persona puede recaudar las pruebas necesarias y contactar a un abogado que los represente.
El trámite bajo custodia suele ser muy costoso, para salir, los reclusos se ven obligados a pagar una elevada fianza, que en muchos casos ronda los $15,000 que fueron pagados por el comerciante.
La abogada, Alejandra Roa, mencionó que dicha cantidad podría ser un monto mayor, incluso, había escuchado de un caso reciente donde un oficial le impuso a una joven la cantidad mencionada con anterioridad, por lo que ella apeló y el juez tomó la decisión de modificar la cantidad por $30,000.
Roa apuntó que esto resalta la discrecionalidad que tienen los jueces y diferentes funcionarios con los casos de inmigración, puesto que aún cuando son puestos en libertad, los reclusos son obligados a utilizar un grillete electrónico, el cual deben pagar de su propio bolsillo.
Por medio de un estudio que llevó acabo el Instituto Pew Research, entre octubre 2015 y junio 2016 un total de 10,221 personas pidieron asilo político, y esta cifra se ha incrementado en 168% frente a 3,810 casos presentados en el mismo periodo del año pasado.
Son muchos los venezolanos que han sido mal asesorados sobre los trámites y las abundantes dificultades que los acompañan al emigrar a los Estados Unidos, cambiando problemas como la falta de comida que viven por unos más graves tras las rejas.
Iveth Villalobos / EV Houston / Foto: Referencial