El Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto asestó un nuevo golpe al narcotráfico en México con la captura de Fernando Sánchez Arellano, máximo dirigente del cártel de Tijuana, en una operación militar en la que no hubo disparos.
El titular de la Comisión Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, confirmó hoy el arresto de Sánchez Arellano, ocurrido el lunes en la noroccidental ciudad de Tijuana, fronteriza con San Diego (Estados Unidos), gracias a “labores de inteligencia”.
El detenido, alias el Ingeniero, es considerado el líder de la nueva generación del clan de los Arellano Félix, también conocido como el cártel de Tijuana.
Es sobrino de Benjamín, Eduardo, Francisco Javier, Francisco Rafael y Ramón Arellano Félix, todos detenidos o abatidos en los últimos años, e hijo de Enedina Arellano Félix, quien presuntamente controla las finanzas de la organización.
Sánchez Arellano se integró a esa agrupación criminal a finales de 2002 y “se manejaba con un bajo perfil en sus actividades ilícitas”, lo que le permitió permanecer de “manera discreta” en Tijuana, dijo Rubido en un mensaje a los medios de comunicación.
En 2010 asumió “pleno control” del cártel tras la captura de Eduardo Teodoro García Simental, alias el Teo, con quien desde 2008 mantenía una férrea disputa por el manejo de la organización.
Dicha pugna, que derivó en múltiples y violentos enfrentamientos, fue desatada por la detención, en octubre de 2008, de Eduardo Arellano Félix, el último de los hermanos que quedaba en libertad, tras un tiroteo con la policía en Tijuana.
Desde enero de 2011, el Gobierno mexicano ofrecía una recompensa de 30 millones de pesos (2,3 millones de dólares) por información que llevara a la captura de Sánchez Arellano.
Su detención, en cumplimiento de una orden de captura, fue realizada por personal de la Secretaría de la Defensa en coordinación con la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía), en una operación sin disparos.
De acuerdo con una foto distribuida hoy por la Secretaría de Gobernación (Interior), el capo vestía una camiseta del típico verde de la selección mexicana de fútbol y tenía en el rostro los colores de la bandera nacional en un día en que dicho equipo jugó contra Croacia en el Mundial de Brasil.
El detenido, al que le fueron decomisados 100.000 dólares en efectivo, fue trasladado a la sede de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada en la capital mexicana para que el Ministerio Público defina su situación jurídica.
Las autoridades llevan a cabo pruebas periciales para confirmar plenamente su identidad, entre ellas el análisis de sus huellas dactilares y de rasgos fisonómicos, así como estudios genéticos.
Al respecto, el director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, Tomás Zerón de Lucio, dijo que compararán su ADN con muestras de los hermanos Arellano Félix que se encuentran detenidos.
El liderazgo del cártel que monopolizó las rutas de tráfico de drogas durante más de 20 años a través de Tijuana comenzó a desmoronarse en 2002.
Ramón Arellano Félix, quien se encargaba de mantener la disciplina interna y de los asesinatos de adversarios, falleció ese año en un tiroteo en el noroccidental estado de Sinaloa.
También en 2002 fue arrestado su hermano Benjamín y en 2011 fue extraditado a Estados Unidos, que lo reclamaba por considerar que el cártel de Tijuana dominaba el tráfico de droga hacia ese país.
En 2006 el Servicio de Guardacostas de EE.UU. capturó en una embarcación pesquera frente a las costas mexicanas a Francisco Javier, quien había asumido la conducción de la organización tras la muerte de Ramón y el arresto de Benjamín.
En tanto, Francisco Rafael, detenido en 1993 en México y extraditado a EE.UU., recuperó en 2008 su liberad tras cumplir la sentencia impuesta en ambos países, pero en octubre pasado fue asesinado a tiros durante una fiesta en la ciudad turística de Los Cabos.
Según el Gobierno mexicano, este cártel opera principalmente en los municipios de Tijuana, Playas de Rosarito, Tecate y Ensenada, todos en el noroccidental estado de Baja California, donde realiza actividades “de tráfico de drogas, extorsión, secuestro y homicidio”.
El arresto de Sánchez Arellano ocurre en medio de una nueva ola de violencia en Tijuana y sólo cuatro meses después de que el Gobierno asestara su golpe más importante de los últimos años al narcotráfico con la captura, también sin disparos, del jefe del cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo.
Según cifras oficiales a mayo pasado, de los 122 objetivos del crimen organizado definidos como prioritarios por el Gobierno de Peña Nieto, que comenzó en diciembre de 2012, 68 han sido detenidos y 12 abatidos.
EFE / Foto: EFE