Cualquiera de nosotros que haya visto los vídeos que corren por las redes sociales, tiene que haberse quedado con la boca abierta a nivel de las rodillas. Pero eso no termina ahí. Todos los días llegan más y peores.
El último -a la hora en que escribo esto-es el del degenerado Guardia Nacional de Venezuela que, a las puertas de Centro Comercial Ciudad Tamanaco (CCCT, Caracas), hace que una señora se quite su reloj y él, muy gallardamente, se lo introduce en el bolsillo del pantalón de su uniforme. No contento con eso, el otro “compañero de armas” hace que la señora se siente en un muro, y le quita los zapatos. Ambos distinguidos oficiales, salen corriendo cual hampones perseguidos por la autoridad. El asunto es, que las autoridades son ellos. Un pequeño detalle nada más.
Como me dice una amiga que vive en Venezuela: Los Guardias nacionales están haciendo su agosto con los celulares, relojes, carteras y zapatos. Me imagino que los venderán en el IPSFA o en esos mercados que hace el Gobierno.
Y eso es lo que hemos visto. Nada más. Algunos muchachos han declarado haber sido violados. Otros comentan que el tal guardia no hablaba español. Y aunque parezca oprobioso, a uno le entra un poco de aliento (si es que se puede) pensando: “Esos carajos no son venezolanos”. A lo que hemos llegado.
Y si esto nos parece terrible, si nos ponemos a ver, los que salen robados son aventajados en comparación con otros. A lo que hemos llegado otra vez.
Ahora bien: No solo los venezolanos estamos presenciando estos desastres. El mundo entero los ve. Pero ¿qué hacemos con eso? La OEA se fue de recreo, hasta volver a encontrarse supuestamente en Cancún, a ver si “logran ponerse de acuerdo” sobre Venezuela. Ese “logran” significa que hay un montón de “paicitos” que todavía chupan de lo que queda de Venezuela. Pero ¿y? Suponiendo que se pongan de acuerdo… ¿y?
La situación es de locura… Y hablando de locura, ahora dicen que la Fiscal perdió la razón. Anda loca y desvariando, según Pedro “Carroña”. Pero ¿y es que ha estado cuerda alguna vez? Unos están de cárcel y otros de hospital.
Pero también hay otros que han perdido el norte. Y no solo son los canales de televisión. La misma gente ya ni sabe por dónde anda. Literalmente. Me explico: Es como cuando uno decía:
-Asaltaron a Fulano en tal sitio…
-¿A qué hora fue eso?
-A las 11 de la noche
Y aquí viene la locura:
-¿Quién lo manda a salir a esa hora? (¿?!!!) ¿La culpa la tiene quién? ¡NO es el ladrón! ¡ES la víctima! Otra vez. A lo que hemos llegado.
Otro ejemplo: La Guardia Nacional le tiró una bomba lacrimógena a una señora en la cara… Ella ni siquiera estaba manifestando…Ella caminaba con su hija por el CCCT… dice la reportera.
¿La gente camina por el CCCT con este rolitranco de p..? ¡Síiiii!. Usted no ve por televisión que la gente marcha, hay bombas lacrimógenas y balas por el aire… y al fondo de la imagen ¿no ve carros que pasan y autobuses con pasajeros? Estamos más locos que la fiscal.
La insigne Guardia Nacional tiró bombas lacrimógenas en un colegio donde había niños pequeños… ¿La gente manda a sus niños al colegio con este rolitranco de p…? ¡Síiiiii!
Definitivamente tenemos el mundo al revés. Nunca vimos tantos policías en nuestra calle. A decir verdad, nunca vimos un policía en nuestra calle. Ahora hay demasiados, pero en vez de proteger, roban.
Desde nuestra infancia, se escuchaba en nuestras casas que ser militar era una honra. Ahora son hampones.
Ser diplomático era una carrera hermosa… Ahora dan vergüenza.
Tener un familiar magistrado de la Corte Suprema de Justicia era digno de darse bomba delante de los amigos… Ahora uno quisiera cambiarse el apellido, si lo tiene.
En fin. El mundo al revés. Con razón la fiscal anda loca y el hampón es su divisa.
¡Cariños y hasta la próxima!
Nelly Pujols / Foto: Referencial