
Alrededor de 142,8 millones de votantes han sido convocados a las urnas para elegir a un nuevo presidente de Brasil y a 27 gobernantes, así como para renovar las cámaras legislativas.
El proceso electoral llegó a su fin con la actual presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, como amplia favorita en las encuestas y una intención de voto en torno al 40%.
Sin embargo, si las proyecciones se confirman y Rousseff no llega a superar el preceptivo 50 % de los sufragios, habrá una segunda vuelta, prevista para el próximo día 26, en la que los sondeos dicen que se enfrentaría a la ecologista Marina Silva o al socialdemócrata Aécio Neves, inmersos hasta última hora en una cerrada disputa.
Además de Rousseff, Silva y Neves, hay otros ocho candidatos presidenciales cuyas intenciones de voto, en conjunto, no superan el 2 %.
El Tribunal Superior Electoral informó ayer de que las cerca de 532.000 urnas electrónicas que serán utilizadas en el proceso ya han sido instaladas en los 450.000 centros de votación habilitados en los 5.570 municipios del país.
De ese total de urnas, 72.000 cuentan con tecnología biométrica y serán utilizadas en 762 ciudades en las que ya han sido registradas las huellas dactilares de los electores.
El presidente del tribunal, José Dias Toffoli, encabezó ayer una última prueba de los sistemas electrónicos de votación y transmisión de datos, del cual dijo que “habitualmente” es objeto de ataques de piratas informáticos que, hasta ahora, “siempre han sido repelidos”.
Según Dias Toffoli, “la votación y los sistemas son totalmente seguros” y están protegidos por “enormes dispositivos de defensa electrónica y clones” que confunden a quien intente acceder a ellos.
El tribunal calculó que cada elector demorará un promedio de 1 minuto y 14 segundos en marcar sus votos para diputado regional, diputado federal, senador, gobernador y presidente, que son los cargos que estarán en disputa y para los que se ha inscrito un total de 24.900 candidatos.
Durante esta jornada previa a las elecciones también comenzaron a desplegarse unos 30.000 soldados de las tres fuerzas armadas que colaborarán con cerca de 400.000 efectivos de los diversos cuerpos policiales en la manutención del orden público.
En las ciudades de Sao Luis y Florianópolis, capitales de los estados de Maranhao (noreste) y Santa Catarina (sur), que en los últimos días han sufrido diversos atentados contra el transporte público, el refuerzo ha sido mayor e incluye tropas de la Fuerza Nacional de Seguridad, entrenadas en tareas antidisturbios.
En ambos casos los atentados han sido atribuidos a cómplices de bandas de presos que controlan el tráfico de drogas en los penales y han reaccionado frente a medidas adoptadas para intentar reducir el poder que mantienen tras los muros de las prisiones.
También hay una operación de seguridad especial en la ciudad de Río de Janeiro, en prevención de que no se repitan enfrentamientos entre policías y narcotraficantes ocurridos esta semana en algunas favelas.
EFE / Foto: Archivo