
El éxito de Mafalda, el mítico personaje de Quino que celebra 50 años de la publicación de su primera tira, no deja de sorprender a su autor. “Me llama la atención que después de tantos años de no dibujarla siga vigente así”.
“Nunca me imaginé”, admitió el maestro del humor gráfico argentino en diálogo con un reducido grupo de medios en Buenos Aires. “Por más que los problemas que yo dibujaba en esa época siguen igual que entonces o peor”.
La primera historieta de la niña preocupada por la humanidad y la paz mundial se publicó un 29 de septiembre hace medio siglo, y su padre, Joaquín Salvador Lavado (Quino), de 82 años, afirmó que le “deprime bastante que la humanidad siga cometiendo los mismos errores cada vez”.
“Si (Daniel) Barenboim ha logrado una orquesta en la que tocan israelíes y palestinos juntos, y ningún político lo ha logrado hasta ahora, es porque algo está fallando en la política mundial”, señaló previo a la inauguración de la muestra “Mafalda en su sopa” esta semana en la Biblioteca Nacional, uno de varios homenajes que se le rinden por estos días en la capital argentina.
El dibujante, que recibirá el mes próximo el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en España, cree que la perdurabilidad de la niña que odiaba la sopa y amaba a los Beatles “tiene que ver con la capacidad de leer dándose cuenta que el mundo funciona muy mal desde siempre”.
Aunque los libros de Mafalda se sigan reimprimiendo sin cesar, Quino le dio vida a su creación más famosa solamente hasta 1973. “Casi diez años dibujando lo mismo, diciendo que el mundo no funciona, que las guerras son malas, todo el mundo lo sabe ya. Dije ‘bueno basta’. Pero se podría haber continuado con personajes como Libertad, era un personaje que me gustaba mucho, y Miguelito también”, expresó a dpa.
A la par del cumpleaños de su popularísima historieta, el más universal de los humoristas gráficos argentinos no para de sumar reconocimientos en 2014: recibió la Legión de Honor en el Salón del Libro de París e inauguró la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
El tímido papá de Mafalda aseguró que disfruta de los homenajes y del encuentro con su público, que le profesa un enorme cariño. “Es lindo ver qué cara tienen los lectores de uno. Porque uno siempre trabajó en una habitación con su mesita de dibujo, entregaba la página en la revista y no sabía quién la leía“.
Y haciendo gala de su refinado sentido de la ironía, Quino también se explayó sobre la naturaleza del ser humano: “Siempre pienso, si nos atenemos a las sagradas escrituras, cuando Dios crea el mundo deja cuatro personas viviendo acá, o sea Adán, Eva, Caín y Abel. Y ya un hermano mata al otro. Habiendo cuatro personas en el mundo, eso significa un 25 por ciento de criminalidad. Entonces arrancamos mal”.
Quino, quien supo reflexionar con agudeza sobre innumerables temas de actualidad política en sus tiras, sigue siendo una persona muy informada hasta hoy, cuando se manifiesta preocupado por “la multiplicación de los focos de tensión y peligros de guerra que hay en este momento”.
“Leo los periódicos y trato de ver noticieros, pero no demasiados, porque la televisión no la encuentro muy buena como debiera ser”. El dibujante, cuyas obras circularon por numerosas publicaciones de América Latina y Europa, dijo además identificarse mucho con la serie estadounidense “Los Simpson”.
Consultado sobre qué colegas le atraen del humor gráfico argentino actual, Quino -nacido en la ciudad de Mendoza en 1932, hijo de inmigrantes andaluces-, no dudó en elegir a Miguel Rep y Tute. “Miguel Rep es un personaje aparte”.
“Porque si uno ve los dibujos de Tute por ejemplo se da cuenta que viene de su padre, Caloi. Si uno ve dibujos míos se da cuenta que yo vengo de ‘Rico Tipo’, de Divito, de Lino Palacios, todos esos dibujantes con los que me crié. En cambio Miguel Rep uno no sabe de dónde apareció dibujando así, con esas temáticas que tiene. Y Tute también es muy original y me gusta mucho”.
El mes próximo Quino viajará a España para recibir el galardón Príncipe de Asturias, por el que se manifestó “muy contento”. “Porque uno ha sido elegido por todos sus colegas, no sólo españoles, sino latinoamericanos, y eso me gusta mucho. Y luego la parte burocrática de tener que ir allá y recibir el premio, tener que comprarme un traje oscuro como dice el protocolo, ya no me gusta tanto”, apuntó risueño.
Y contó que no emulará al escritor Gabriel García Márquez, quien asistió a la entrega del Nobel de Literatura con guayabera blanca, ni al cineasta Woody Allen, que recogió la distinción en Oviedo de traje gris. “Vino un señor de Asturias con instrucciones bastante precisas. No me voy a hacer el extravagante”.
¿Y qué diría Mafalda? “Lo que me han dicho ya algunos republicanos españoles, que soy un traidor a mi personaje yendo a reunirme con los reyes”, se rió Quino.
Historia
El 29 de Setiembre de 1964 apareció por primera vez una tira de Mafalda.
Su autor, Joaquín Salvador Lavado, Quino, no sospechaba entonces que las reflexiones puestas en boca de este personaje serían traducidas a 26 idiomas (desde el japonés, italiano y portugués, hasta el griego, francés y holandés), y que sus libros venderían, sólo en Argentina, 20 millones de ejemplares. Pasaron 30 años desde aquella historieta inicial y 20 desde que Quino la dibujó por última vez. Sin embargo, sigue tan vigente como entonces. Los diez únicos libros de la serie continúan reimprimiéndose una y otra vez en todo el mundo.
La primera aparición pública de Mafalda tuvo lugar el 29 de setiembre de 1964, en la revista “Primera Plana”.
En su caso, la partera no dijo macho: el flamante personaje que con los años se transformaría en un estandarte de lucha por la igualdad social -en tiempos en que la liberación femenina aún estaba en pañales-, llevaba sus polleras bien puestas.
“¿Por qué mujer? No lo sé. Al principio uno no se detiene a pensar en esas cosas?”, dice hoy Joaquín Lavado, Quino, el creador de Mafalda.
El dibujante tampoco se había puesto a pensar, tres décadas atrás, que las ideas de esta niña tan ingeniosa como irreverente, tan reflexiva como contestataria, iban a recorrer el mundo.
No sospechó que un día el escritor Julio Cortázar llegaría a decir: “No tiene importancia lo que yo pienso de Mafalda. Lo importante es lo que Mafalda piensa de mí”. Mucho menos que aunque la URSS haya desaparecido, lo mismo que Los Beatles y la guerra de Vietnam, el mensaje de Mafalda seguiría manteniendo la misma dosis de genialidad y, sobre todo, de actualidad.
Quino jamás imaginó que ese ser diminuto y genial, con una inteligencia y sagacidad inmune a los razonamientos adultos y apenas rodeada de un apropiado universo infantil, elevaría la historieta a la categoría de “cuentos morales”.
Con una exacta dosis de simpleza y profundidad, Mafalda se convirtió en el personaje de historieta que más significa hoy para los argentinos.
Para Quino -dueño de una genuina modestia-, todo empezó por casualidad y sin que él se propusiera ninguna grandeza: “En realidad Mafalda iba a ser una historieta para promocionar una nueva línea de electrodomésticos llamada Mansfield. La agencia Agnes Publicidad le encargó el trabajo a Miguel Brascó, pero como él tenía otros compromisos, me lo pasó a mí. Esto fue en 1963. Pero la campaña nunca se hizo y las ocho tiras que dibujé quedaron guardadas en un cajón. Hasta que al año siguiente Julián Delgado, secretario de redacción de “Primera Plana”, me pidió una historieta. Entonces rescaté esas tiras y bueno, ahí empezó todo.”
Esta anécdota, que Quino contó muchas veces, tiene algunos detalles poco conocidos. Por ejemplo, el nombre del empleado de la agencia que le encargó la tira: el actor Norman Briski. “En aquel momento ese nombre me quedó grabado -recuerda hoy Brascó-, porque era una mezcla de mi apellido con el del dibujante Oski. Cuando me llamó, esta coincidencia me resultó graciosa y fui a la agencia a ver de qué se trataba. Querían una familia con padre, madre y dos hijos: un típico contexto para que aparecieran los productos. Lo que necesitaban no tenía nada que ver con lo que yo normalmente hacía, así que le derivé el trabajo a Quino, que en ese momento trabajaba conmigo”.
En cuanto al exótico nombre de Mafalda, el nombre surgió de la versión cinematográfica de la novela “Dar la cara”, de David Viñas. En una escena de esa película aparece un bebé dentro de un moisés que se llama así, y Quino adoptó el nombre.
Para ver más sobre este especial aniversario, visite directamente la página de Quino: http://www.quino.com.ar/mafalda-50-anos/
EV Houston / Foto: EFE