El presidente de México, Enrique Peña Nieto, lanzó anoche el tradicional grito para conmemorar los 204 años desde el inicio de la gesta independentista, ante decenas de miles de personas congregadas en la plaza principal de la capital mexicana, el Zócalo.
Esta fue la segunda ocasión en que “el Grito” fue encabezado por Peña Nieto, quien asumió el poder el 1 de diciembre de 2012 para un mandato de seis años.
Acompañado de su esposa, Angélica Rivera, Peña Nieto apareció a las 11:00 de la noche (hora local) en un balcón del Palacio Nacional, sede del Ejecutivo nacional, que da a la explanada del Zócalo.
Ondeando la bandera mexicana, el mandatario lanzó vivas a los héroes de la independencia mexicana, tras lo cual repitió tres veces el tradicional grito de “¡Viva México!”, entre aplausos de los asistentes.
La ceremonia, que se repite cada año, evoca la arenga lanzada la madrugada del 16 de septiembre de 1810 por el cura Miguel Hidalgo, quien llamó a los mexicanos a sublevarse contra la autoridad virreinal de la Nueva España. La independencia fue consumada en 1821.
A la aparición del presidente siguió el también tradicional despliegue de fuegos artificiales en la plaza y la presentación de diversos grupos musicales.
Actos parecidos se desarrollaron en los 31 estados del país, encabezados por los respectivos gobernadores.
Los festejos continuarán mañana con un desfile militar que en esta ocasión no contará con el sobrevuelo de los aviones de las Fuerzas Armadas que fueron destinados a un puente aéreo para desalojar a los alrededor de 30.000 turistas varados en el estado de Baja California Sur debido al paso del huracán Odile.
Las autoridades de la capital mexicana desplegaron este lunes más de 3.000 policías para garantizar la seguridad en la ceremonia de “el Grito” y en el desfile militar.
Por su parte, la Dirección General de Aeronáutica Civil informó que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México permanecerá cerrado a las operaciones aéreas este martes desde las 10.00 hasta las 13.30 hora local (15.00 a 18.30 GMT) con motivo de las maniobras aéreas a realizarse en el desfile.
Un sacerdote dio el primer paso
El movimiento por la independencia de México se inicia la madrugada del 16 de septiembre de 1810 en Dolores, Guanajuato. En esa madrugada el cura Miguel Hidalgo y Costilla incitó a la rebelión contra la corona española que había dominado el país por casi 300 años. El ejército independentista –los rebeldes para el virrey- era un pequeño grupo de indios, mestizos y criollos en su mayoría sin instrucción militar alguna y armados con instrumentos de labranza. A falta de una bandera Hidalgo utilizó un estandarte de la Virgen de Guadalupe. Cuatro meses después los insurgentes eran 100,000 con 95 cañones.
El 16 de Septiembre de 1810, no es para los mexicanos solamente una etapa cronológica, sino una fecha que ha quedado grabada en la historia de México y en el corazón de sus hijos, porque marca la iniciación del movimientos que habría de dar a nuestro país Independencia y Libertad.
Para entender el proceso de independencia mexicana, es necesario retroceder en la historia y analizar los antecedentes.
Finalizaba el tercer siglo de la dominación española y en esta Nueva España todo parecía quieto, rutinario, tranquilo. Sin embargo, las ideas de Libertad, Independencia, Igualdad y Justicia agitaban las mentes y los corazones. Paladines de estas ideas, los licenciados Primo de Verdad y Azcárate y Fray Melchor de Talamantes habían ya entrado a la historia por la puerta del martirio. No obstante, parecía que la paz reinaba en el vasto territorio de la Nueva España.
Allá en Guanajuato, el Capitán Ignacio Allende encabezaba un grupo de conspiradores que intentaban promover la independencia del país. Este grupo estaba integrado por los Capitanes Aldama y Arévalo, los presbíteros Castelbraque, Casas del Cerro, Zamarripa y otros. Después, el centro de la conspiración se trasladó a Querétaro, en donde se precipitaron los acontecimientos que dieron origen a la insurrección.
En la ciudad de Querétaro se reunían los conspiradores en las casas del Presbítero José M. Sánchez y del Lic. Parra. A estas reuniones, concurrían los licenciados Laso y Altamirano, los capitanes Allende, Aldama, Lanzagorta y Arias, don Epigmenio y don Emeterio González y otros. Estas reuniones se ocultaban bajo el nombre de Academia Literaria. El Corregidor D. Miguel Domínguez, aunque no asistía a las juntas, estaba de acuerdo con el movimiento y su casa se reunían con Allende para tratar el proyecto.
La conspiración fue delatada por el secretario de la junta, Mariano Galván y por el capitán Arias. Doña Josefa Ortiz de Domínguez, esposa del Corregidor, supo de la delación y envió al alcaide Ignacio Pérez para que previniera al capitán Allende que se suponía estaba en San Miguel El Grande. No habiéndolo encontrado allí, el capitán Aldama, acompañado por el alcaide Pérez, cabalgaron hacia Dolores para informar a Hidalgo y Allende de lo ocurrido.
Grito de Dolores
Fue en el pueblo de Dolores, (en el estado de Guanajuato) donde fueron informados Hidalgo y Allende de que la conspiración había sido descubierta y sabiendo que no había tiempo para deliberaciones, decidió lanzarse a la lucha. Hidalgo, acompañado de Allende, Aldama y otros más que eran de su confianza, el 15 de Septiembre de 1810 ordenó llamar a misa y en el atrio del templo el cura de Dolores expuso a los rancheros reunidos el plan de Independencia. Se dirigió a la cárcel pública, puso el libertad a los presos y quito el mando a los españoles. El grupo reunido llegaba a 300 hombres. Fueron los iniciadores del movimiento que habría de culminar con la independencia y libertad del país. A la arenga que Hidalgo dirigió esa madrugada del 16 de Septiembre de 1810, se le conoce como el «Grito de Dolores» o «Grito de la Independencia».
El pequeño grupo inicial ha crecido hasta formar una muchedumbre con la que Hidalgo y sus compañeros atacan la ciudad de Guanajuato en donde tiene lugar una terrible batalla. Los españoles, fortificados en la Alhóndiga de Granaditas, que era a la vez fortaleza y almacén, hacían grandes bajas entre los insurgentes. Entonces un barretero a quien la historia conoce como «El Pipila» se puso una loza a la espalda, tomó una tea encendida y bajo un nutrido fuego artillero se acercó e incendió la puerta de la Alhóndiga permitiendo la entrada de los insurgentes a la fortaleza.
Episodio que habría de tener gran trascendencia en la guerra de Independencia. En una casa del pueblo llamado San Miguel Charo, cerca de Valladolid, se entrevistaron por primera y única vez los curas Don Miguel Hidalgo y Costilla y Don José María Morelos y Pavón, el 20 de Octubre de 1810. Morelos dejó el curato de Carácuaro para ponerse a las órdenes de Hidalgo, quien comisionó a Morelos la insurrección en el sur (en el estado de Guerrero).
Morelos decía que Matamoros era su brazo derecho y Galeana su brazo izquierdo. Matamoros fue, sin duda, el mejor organizador de las insurgentes, pues de chusmas indisciplinadas formó ejércitos entrenados, disciplinados. Su valor era, además, asombroso. Galeana era un ídolo para los soldados que lo seguían y admiraban por su valor temerario.
Los insurgentes, hasta entonces victoriosos, marchaban hacia la capital del virreinato, encontraron en el Monte de las Cruces a las fuerzas del coronel realista Torcuato Trujillo. Se entabló una sangrienta batalla en la que Trujillo fué completamente derrotado debido a la pericia de Allende, quien aconsejó seguir hasta la capital; pero Hidalgo, inseguro o carente de confianza, ordenó retroceder. Si hubiesen logrado tomar la capital, el efecto psicológico habría sido tremendo en ambos bandos. La historia dice que en esta ocasión la retirada hizo estéril el triunfo obtenido.
Acatita de Baján (la traición)
Este es uno de los episodios más tristes de la Guerra de Independencia. Después de sufrir varias derrotas a manos de los realistas, los jefes insurgentes marchaban hacia el Norte con la intención de conseguir armas y pertrechos en los Estados Unidos; pero el destino hizo que un traidor ambicioso llamado Ignacio Elizondo, quien había solicitado un ascenso que Allende le negó, les tendiera una emboscada en el lugar llamado Norias de Baján. Allí cayeron prisioneros Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo, Jiménez y otros, quienes fueron llevados a Chihuahua (en el norte de México) y fusilados. Esto ocurrió el 21 de Marzo de 1811.
Fusilamiento de Hidalgo
Después de la traición, los prisioneros fueron conducidos a Monclova y luego a Chihuahua. El día 26 de Julio fueron fusilados Allende, Aldama y Jiménez y en diferentes días Camargo, Lanzagorta, Santos Villa, Luis Lara, Mariano Hidalgo y otros muchos caudillos. El cura de Dolores don Miguel Hidalgo y Costilla, por ser la cabeza de la insurrección, fué fusilado el 30 de Julio de 1811 a las 7 de la mañana. Las cabezas de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez, fueron llevadas a Guanajuato y metidas dentro de jaulas de hierro y colgadas en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas. Allí permanecieron hasta 1821 en que se consumó la Independencia.
Uno de los más notables episodios de la Guerra de Independencia, lo fue el Sitio de Cuautla. El 23 de Enero de 1812 Morelos derrotó en Tenancingo al brigadier Rosendo Porlier y después se retiró a Cuautla de Amilpas (en el estado de Morelos) para esperar a Callejas. Tenía cerca de 4000 soldados mandados por Matamoros, Galeana y los Bravo. Los realistas contaban con tres divisiones mandadas por Callejas, Llano y Porlier. Estas fuerzas sumaban ocho mil hombres. Morelos resistió terribles asaltos desde el 18 de Febrero hasta el 2 de Mayo de 1812, en que, falto de elementos de guerra y de alimentos, rompió el sitio salvando la mayor parte de sus tropas. La junta de Zitácuaro felicitó a Morelos por este hecho glorioso.
En vista de que no había un gobierno reconocido, un mando centralizado que coordinase las operaciones, los jefes insurgentes obraban cada uno por su cuenta con independencia de los demás. Morelos, para corregir esto, reunió en Chilpancingo (capital del estado de Guerrero) un Congreso integrado por D. Ignacio L. Rayón, Dr. José Sixto Verduzco, D. José María Liceaga, Lic. Carlos María Bustamante, Dr. José Murguía y Lic. José María de Herrera. Ante este Congreso declinó Morelos su mando, pero le fué confirmado. El Congreso expidió una declaración explicando los fines del movimiento insurgente.
Consumación de la independencia
Morelos había sido fusilado y parecía que la suerte de los insurgentes iba hacia su ocaso, pero ya era imposible apagar la llama de la libertad en el espíritu de los mexicanos. En las tierras del sur (hoy estado de Guerrero), surgió un nuevo líder que vino a reanimar el fuego del patriotismo. Don Vicente Guerrero, nacido en Tixtla en 1783, comenzó su carrera militar a las órdenes de Don Hermenegildo Galeana en 1810. Fueron pues fusilados Morelos, Matamoros y Galeana, Guerrero quedó prácticamente solo y como jefe del movimiento libertario del Sur. Lucho sin pedir ni dar cuartel, pero, la lucha se prolongaba y necesitaba apoyos. Se reunió entonces con Don Agustín de Iturbide (militar que se cambió al bando de los libertadores) y juntos consumaron la Independencia de México.
Créditos: EFE, Universidad de Guadalajara y Escuela Normal del estado de Sonora.
Abraham Puche / EV Houston / Foto: Archivo