Desde hace años no quiere fotógrafos en sus ruedas de prensa, ni concede entrevistas televisivas. Y, sin embargo, en la distancia corta, la francesa Yasmina Reza se muestra cercana y simpática, hoy para presentar en Barcelona la novela “Felices los felices”, con la que obtuvo el premio Le Monde 2013.
Considerada una de las autoras teatrales más representadas del mundo, Reza viajó hoy a Barcelona para hablar sobre esta obra -publicada en castellano y catalán por Anagrama-, una “constelación” de dieciocho personajes, que parecen no tener nada en común, y en la que tanto trata sobre las relaciones de pareja, como del amor, la amistad, la familia, la vida y la muerte.
La escritora comentó que un día se dio cuenta de que en todos sus libros hablaba sobre las parejas “pero nunca de cara” y decidió que debía centrarse en eso, a partir de los personajes de Roberto y Odile Toscano, un periodista y una abogada con hijos pequeños, que ya en las primeras páginas muestran al lector sus divergencias.
Yasmina Reza no cree que tenga una visión pesimista del matrimonio, sino “lúcida” y, por tanto, cuando se pregunta si la pareja es una buena estructura para el amor, cree que no, “a partir de la constatación de mí misma y de mi alrededor”.
En cambio, consideró que esta institución “es magnífica para practicar el adulterio”. “El adulterio a veces es necesario para el bienestar del matrimonio”, apostilló.
Al ver que todos los periodistas de la sala apuntaban estas frases con fruición, Reza reconoció que le espanta que eso quede luego negro sobre blanco, porque no le gustan los escritores con ideas preconcebidas.
“No quiero leer esto dentro de un tiempo, porque los escritores no somos sociólogos y creo que no es una frase justa. Es una afirmación contraria a lo que hace el escritor, que es dudar”.
En la novela, que ha planteado siguiendo las innovadoras estructuras de series americanas o nórdicas a las que es aficionada, también incluye momentos divertidos, incluso hilarantes, puesto que como observadora de la cotidianeidad siempre le ha interesado “la locura mínima que hay en nuestras vidas”.
Por otra parte, reconoció que uno de los personajes, un joven que se cree Céline Dion, parte de su propio hijo, a quien de pequeño le encantaba disfrazarse de la cantante; y en otro caso su afición al “bridge” le inspiró para construir otros protagonistas del libro, aunque ellos son profesionales del juego.
Por otra parte, indicó que no sigue ninguna disciplina y que los personajes y las situaciones van apareciendo así que va tecleando el ordenador. “No soy imaginativa en lo que respecta al desarrollo de mis novelas y mis temáticas, los cambios entre unas y otras tienen que ver con el punto de vista, con observar desde prismas distintos”, afirmó.
En cuanto a que sus personajes son siempre neuróticos y no parecen felices, Yasmina Reza aseveró que “ser feliz es una disposición y no depende de las circunstancias”, pero defendió que algunos de ellos no son infelices.
A la vez, no ha obviado que los problemas de dinero, “aunque puedan llegar a provocar crímenes”, no son centrales en sus obras tanto narrativas como teatrales y agregó que tampoco cree que sólo hable de burgueses, porque en sus textos aparecen, asimismo, secretarias o chicas que no han pasado la selectividad.
En cuanto a la situación política francesa, ella que conoció bien al presidente Nicolas Sarkozy al convertirse en su sombra durante meses, señaló que la clase política está como fuera de la realidad, “como flotando”.
Dijo que no tiene ganas de hacer el retrato de Francoise Hollande como hizo con Sarkozy, porque “mientras este es un personaje de novela, Hollande, no, aunque le ocurran cosas de novela”.
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