El sánscrito, que ha prestado al español palabras como yoga, lejos de ser un lengua muerta cuenta cada vez con más estudiantes incluso fuera de la India, ya que hasta en América y Europa existe un creciente más interés por aprenderla.
No solo yoga, porque esta lengua indoeuropea ha prestado al español palabras como avatar, gurú, mantra o nirvana, además de que descienden de ella de forma indirecta nombres de colores como azul o lila y de frutas como el limón o la naranja.
“Pero el sánscrito no es solo una lengua”, una de las 22 reconocidas en la India, “sino también el estudio de la historia y de la cultura india”, asegura a Efe el profesor Ramesh Bhardwaj, de la Universidad de Delhi.
Bhardwaj subraya con orgullo que esta universidad de la capital india tiene el mayor Departamento de Sánscrito “del mundo”, con más de quinientos estudiantes de posgrado, que aprenden no solo un idioma, sino materias que van de la astronomía a la epigrafía.
El número de alumnos supera los 4.000 en diferentes universidades y más de 300 centros de investigación se encargan de mantener viva esta lengua en todo el país, unas cifras que prácticamente se han duplicado en apenas dos años.
Buena parte del pasado de la India “sólo está disponible en inscripciones en sánscrito”, una lengua de unos 3.000 años de antigüedad con una influencia en muchos idiomas de Asia comparable al latín o al griego en Europa.
Aunque se puede estudiar en la enseñanza básica en la India, pocos recuerdan luego lo que aprendieron, pero algunos, cada vez más, han vuelto a interesarse: “para conocer la filosofía del país, paras sus oraciones diarias” -los hindúes-, “o gente de 60 y 70 años que simplemente quiere conocerse mejor a sí mismo”, comenta.
El profesor confía que el nuevo Gobierno indio, que desde mayo ostenta el partido nacionalista hindú BJP, promoverá una lengua “que en los últimos 65 años estuvo abandonada”, pero a la que las nuevas tecnologías han dado otra oportunidad.
Internet cuenta con numerosas propuestas para aprender este idioma, no solo en la India, ya que muchas páginas web y blogs de Estados Unidos, México o España permiten adentrarse en el que durante siglos ha sido el lenguaje litúrgico del hinduismo, el budismo y el jainismo.
Movimientos como el Samkrita Bharati para promover su estudio han traspasado fronteras y desde la India tienen notable presencia en países como Estados Unidos, en especial en la costa este, donde existen bastantes centros que enseñan este idioma.
Ramesh Bhardwaj apunta que esta presencia es también notable en países europeos como Alemania, además de que a su departamento acude un número creciente de estudiantes de Europa y de países más cercanos como Camboya, China o Japón.
No en vano, uno de los lemas del sánscrito es que “toda la tierra es como una familia y el conocimiento da cortesía, humanidad”.
Junto a este lema escrito en una de las aulas de la Universidad de Delhi, la estudiante Sandhya Pruthi advierte que “si no sabes sánscrito, no serás capaz de entender las fuentes del conocimiento” en disciplinas tan actuales como la gestión de empresas.
Su compañera Deepti Kumari reconoce que “es una lengua antigua, pero muy práctica para los tiempos modernos y muy útil”, por lo que “no podemos decir que esté muerta: está muy viva” e incluso jueces y abogados recurren a ella a diario en los tribunales del país.
Rekha Singh, otra estudiante, defiende que el sánscrito “da soluciones realmente brillantes para todos los problemas”, mientras que Rinku Kaishik, que trabaja en el Departamento, coincide en que “tiene las soluciones para muchos de ellos”.
Para ilustrarlo, su colega Sushil Kumar recurre al ejemplo de Manjul Bhargava, un estadounidense se origen indio que ganó el premio más prestigioso del mundo en Matemáticas tras resolver gracias al sánscrito un problema que llevaba dos siglos volviendo locos a los matemáticos.
EFE / Foto: Archivo