
Se inicia un nuevo proceso electoral en Estados Unidos, las elecciones de “medio término” a realizarse el próximo 6 de noviembre, en las cuales se elegirá la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.
En esta jornada electoral, que iniciará algunas semanas antes de acuerdo a la “votación anticipada” o “early voting”, se elegirán 35 senadores, 435 miembros de la Cámara de Representantes y los gobernadores de 36 estados, en unas elecciones que se perciben como una especie de referéndum hacia el Presidente Donald Trump y sus políticas, al igual que las del partido que lo respalda con mayoría en el Congreso, que cuenta con 241 escaños ocupados en la Cámara de Representantes, de 218 que se necesitan para controlarlo, y 51 en el Senado, más 33 gobernaciones de 50, lo que les ha dado la libertad de regentar al país bajo una sola mirada: la de Trump.
El resultado de estas elecciones será trascendental, ya que repercutirá en las decisiones en cuanto a las políticas públicas en Estados Unidos, y en la proyección externa de ese país, además de que las mediciones de intención de voto señalan que la suerte de los republicanos pudiera cambiar en su contra y en favor de los demócratas, que hasta el momento lideran las encuestas, lo que podría propiciar un contrapeso que intente ponerle un alto al “hombre más poderoso del mundo”.