El gobierno comunista de Cuba está planeando cambios estructurales en su gobierno con una nueva constitución que podría entrar en vigencia a partir de febrero.
Esta sería una reestructuración positiva, puesto que esto implicaría nuevos cargos ejecutivos, desde un primer ministro hasta gobernadores provinciales y alcaldes municipales, que podrían aliviar la carga de jefes como el presidente y aumentar el enfoque en la ejecución de las políticas.
Según William LeoGrande, profesor de la American University, estos cambios podrían apuntar a la mejoría de la eficiencia, puesto que las mismas encajan con las reformas económicas que implican una administración más sólida para hacer que las empresas estatales sean más autónomas.