La economía de Cuba creció 1,2 por ciento en 2018, debajo del pronóstico del Gobierno, que espera que se expanda un 1,5 por ciento el próximo año pese a la caída de los ingresos por exportaciones y las medidas de austeridad, dijo el viernes el ministro de Economía, Alejandro Gil.
El crecimiento se ha desacelerado en parte debido a una disminución constante en los ingresos por exportaciones desde 2014, lo que ha llevado a Cuba a recortar las importaciones y retrasarse en pagos a algunos proveedores, socios de empresas conjuntas y gobiernos, lo que ha frenado el crecimiento.
El Gobierno esperaba un crecimiento de un 2 por ciento para este año, dijo Gil en una reunión del Parlamento tras la expansión de un 1,8 por ciento en 2017.
“Los resultados alcanzados en 2018, si bien no se cumple el 2 por ciento planificado (…) sí se avanza en varios programas importantes e imprescindibles para el desarrollo del país (…) y podemos considerar que es un resultado meritorio”, agregó.
Gil sostuvo que sectores como el azúcar, la agricultura y el turismo se recuperarán luego de discretos desempeños en 2018 debido principalmente al impacto del huracán Irma en septiembre de 2017 y las lluvias fuera de la temporada este año.
El crecimiento económico de este año y en 2019 se vería impulsado por una expansión de los servicios sociales, como la atención médica gratuita, señaló Gil. Sin embargo, remarcó que la deuda y otros problemas financieros, agravados por las sanciones de Estados Unidos, le costaron al país 4.300 millones de dólares.
En 2019, la isla no aumentará la carga de la deuda. El Gobierno reportó que su deuda externa al 2015 era de 15.800 millones de dólares. “Tenemos que detener el nivel de endeudamiento (…) y crecer en el desarrollo del país”, apuntó el funcionario.
Las exportaciones e importaciones combinadas cayeron un 25 por ciento desde 2013 hasta 2017, con importaciones anuales declinando a 11.300 millones desde 15.600 millones durante este período, según datos del Gobierno.
El Estado comenzó a recortar las asignaciones de combustible y energía a las empresas estatales en 2016. En agosto suspendió las importaciones “no esenciales” aprobadas y redujo aún más las asignaciones de combustible.
Las medidas han llevado a que se produzca escasez de productos que van desde harina hasta medicamentos o huevos.
Reuters