Corea del Norte presentó este jueves una factura médica de dos millones de dólares a Estados Unidos por el tratamiento del joven Otto Warmbier, quien falleció en el 2017 tras pasar 17 meses preso en el país asiático, antes de permitir que regresara, en coma, a Estados Unidos, así lo dio a conocer Washington Post.
Norcorea exigió que un funcionario estadounidense firmase una promesa de pago para que el joven de 22 años, que llevaba más de un año en coma, pudiese retornar a casa.
Según indica el Washington Post, que cita a dos fuentes conocedoras de la situación, el enviado del Departamento de Estado para volar de regreso con Warmbier, Joseph Yun, firmó el acuerdo de pago de la factura médica siguiendo instrucciones del presidente Donald Trump.
Yun consultó con el entonces secretario de Estado, Rex Tillerson, y éste, a su vez, con Trump, quien lo aprobó, según el diario.
Tras ello, Yun regresó en un avión médico a Cincinatti, ciudad donde residen los padres de Warmbier, y donde el joven falleció seis días después por los problemas derivados de un daño cerebral nunca precisado.
La factura llegó al Departamento del Tesoro, donde permaneció sin ser saldada durante el 2017.
No está claro si el Gobierno Estadounidense la pagó más adelante o si el tema fue tratado durante la preparación de las dos cumbres celebradas entre Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un.
Los padres del fallecido han acusado en todo momento a Pyongyang de la muerte de su hijo e incluso, en abril del año pasado, llegaron a presentar una demanda contra Corea del Norte por “torturar y asesinar” al joven estadounidense.
La polémica por el caso que agitó la opinión pública dado el trágico final del joven estudiante se renovó cuando Trump mencionó la cuestión tras su encuentro con Kim en Vietnam, en febrero de este año.
Otto Warmbier viajó como turista al país asiático a finales del 2015 con la empresa Young Pioneer Tours y, al término de su visita, fue detenido y sentenciado a 15 años de trabajos forzados acusado de robar un cartel de propaganda del hotel en el que se hospedó.
Su muerte agudizó aún más la escalada dialéctica que en ese entonces mantenían Washington y Pyongyang en medio de las continuas pruebas de armas del Gobierno norcoreano y llevó al Departamento de Estado a prohibir que sus ciudadanos viajaran al país asiático, un veto que se mantiene hoy día.
EV Houston Newspaper / EFE