
United States Citizenship and Immigration Flyers and Documents Closeup.
Desde la juramentación del segundo mandato del presidente Trump en los EE. UU., hemos sido testigos de un agresivo ataque hacia los inmigrantes. Y es que el presidente Trump, durante su campaña, prometió a su electorado la realización de deportaciones masivas en contra de la inmigración ilegal. Muchos votantes optaron por el tono agresivo que Trump prometió como una demostración de rechazo hacia las políticas migratorias complacientes del entonces presidente Biden, el cual, según muchos, permitió el ingreso descontrolado de personas por la frontera como resultado de una política migratoria con falta de autoridad e imposición de las leyes.
Todo era un gran círculo vicioso, ya que la misma ley migratoria actual establece que cualquier persona que sea encontrada o cruce hacia suelo norteamericano, incluso si su entrada fue ilegal, puede solicitar protección bajo las leyes de asilo en los EE. UU. Con una frontera con México que se extiende por más de 3 mil kilómetros de longitud y con una cantidad limitada de recursos y agentes fronterizos, resultó inmanejable las caravanas de miles de inmigrantes llegando a diario a diversos puntos fronterizos a solicitar asilo. Algunos acusan de este colapso fronterizo a grupos de apoyo a los republicanos, quienes supuestamente se encargaban de organizar estas caravanas de migrantes hacia los EE. UU. con el objetivo de hacer lucir incompetente al presidente demócrata del momento, con el fin de aventajar en una agenda política electoral.
Haya o no habido algún tipo de sabotaje político, la realidad fue que, ante el colapso de los puntos fronterizos y de los centros de detención con migrantes que desbordaban su capacidad, el gobierno se vio forzado a permitir la liberación e ingreso a muchas personas al país mientras esperaban por su juicio de deportación en los tribunales de no-detenidos. Esto, a su vez, ha ido colapsando también el sistema de las cortes de inmigración. La infraestructura de tribunales migratorios es de apenas unos 700 jueces de inmigración en todo el país, y actualmente hay más de 3.6 millones de casos pendientes esperando por su audiencia. Tomando en cuenta que cada juez apenas podría completar un promedio de unos 20 juicios al mes, daría como resultado unos 240 casos al año por juez, lo que sería un promedio de unos 168 mil casos resueltos por año entre todos los 700 jueces. A esa velocidad, tomaría más de 21 años aliviar solo los 3.6 millones de casos pendientes en la actualidad. Y esto sin tomar en cuenta que, en lo que va del año fiscal 2025 (hasta abril de 2025), han ingresado más de 374 mil nuevos casos. Si duplicamos este número para estimar el flujo de nuevos casos que podrían entrar al sistema de las cortes de inmigración, lo podemos redondear en unos 700 mil nuevos casos por año, lo cual, con la capacidad actual, tomaría más de 4 años en procesar.
El colapso del sistema migratorio norteamericano es real y está implosionando frente a nuestros ojos. Un tema que a ninguno de los presidentes en los últimos 40 años les ha interesado resolver. El último presidente que impulsó una ley de registro masivo fue el republicano Ronald Reagan en 1986, la cual benefició a los inmigrantes indocumentados que habían entrado al país antes de enero de 1984. Estos podían simplemente registrarse para recibir la residencia permanente luego de pasar un veto criminal y de seguridad, y probar su entrada al país y residencia continua a partir de la fecha designada. Se estima que aproximadamente 3 millones de inmigrantes indocumentados fueron beneficiados por dicha ley.
Luego de casi 40 años ignorando el problema, la cantidad de inmigrantes indocumentados se ha multiplicado por cinco, para un estimado de unos 15 millones de indocumentados en los EE. UU. en la actualidad. Tomando en cuenta el colapso actual de nuestro sistema migratorio, puedo concluir que no existen esfuerzos, por más agresivos que sean a nivel migratorio, que puedan ayudar a aliviar el problema real existente. Eventualmente, la única solución real es la de legalizar a todos los inmigrantes que hayan entrado a los EE. UU. antes de cierta fecha, que trabajen honestamente, paguen sus impuestos, no tengan ningún récord criminal y que demuestren lazos fuertes con su comunidad. Esto permitiría hacer un reseteo del sistema legal migratorio y así aliviar a las agencias de enforcement del colapso actual, para poder enfocarse en los criminales, terroristas y cualquiera que realmente represente una amenaza para la seguridad de este país.
El contenido de este artículo solo representa la opinión del autor. Consulte siempre con abogados de inmigración reputables licenciados en los EE. UU. y no con notarios, consultores o coaches de inmigración, los cuales no se encuentran acreditados ni poseen el conocimiento adecuado para realizar determinaciones legales de elegibilidad. Si desea analizar o consultar su situación migratoria individual con el autor, debe llamar al 833-MIGRACION y concertar una cita. www.abogadolatinohouston.com*