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Las ciudades chinas impusieron nuevos cierres y restricciones de viaje después que el número de nuevos casos diarios de COVID-19 se triplicara durante una semana de vacaciones.
El último bloqueo comenzó el lunes en la ciudad de Fenyang, en la provincia septentrional china de Shanxi, después de que el día anterior se detectara un caso preliminar positivo en las pruebas realizadas en toda la ciudad, según la cadena estatal CCTV.
En la cercana región de Mongolia Interior, la capital, Hohhot, anunció que prohibiría la entrada de vehículos y pasajeros del exterior en la ciudad a partir del martes. Es importante señalar que Hohhot ha registrado más de 2.000 casos en unos 12 días.
Se han registrado brotes en todo el país, siendo los más importantes los de Mongolia Interior y la región más occidental de Xinjiang. En ambas se han registrado varios cientos de nuevos casos al día.
Tanto Shangai, donde los residentes soportaron prolongados cierres a principios de este año, como la capital nacional, Pekín, han tenido un pequeño pero creciente número de casos. Dos distritos de Shanghai anunciaron el lunes el cierre de cines y otros lugares de ocio.
Hacer fila para someterse a una prueba gratuita del virus varias veces a la semana se ha convertido en la norma para muchos chinos, y en Pekín y otras ciudades se exige un resultado negativo en 72 horas para entrar en parques, edificios de oficinas, tiendas y otros lugares públicos.
La situación es especialmente sensible no solo por la estrategia de tolerancia cero contra el virus que el Gobierno sigue defendiendo, sino porque este próximo domingo comenzará en Pekín el XX Congreso del Partido Comunista, el importante cónclave quinquenal en el que se espera que el secretario general de la formación y presidente del país, Xi Jinping, obtenga un tercer mandato inédito entre sus últimos predecesores.
Con información de Click2Houston / Agencia EFE / Traducción: EVH…