La caravana de migrantes que salió de Honduras el 13 de octubre, se disolvió en la ciudad mexicana de Tijuana, luego de verse imposibilitados de cruzar en masa la frontera estadounidense para pedir asilo.
Por los momentos, 2.000 migrantes se encuentran en el nuevo albergue, luego que gran parte de ellos, en su mayoría familias con niños, vivieron a la intemperie o en condiciones de hacinamiento en un albergue que las autoridades de Tijuana improvisaron en un barrio marginal, a unos metros del muro fronterizo.
Según el secretario de Desarrollo Social de Tijuana, Mario Osuna, numerosos centroamericanos se rehúsan a abandonar el ahora clausurado primer albergue, mientras que al menos 500 se encuentran viviendo en las calles y de otro porcentaje se desconoce su paradero.