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Crónicas de Chile / EVH.- Los espacios públicos como parques, plazas o ciertas avenidas, son zonas utilizadas para la recreación, donde los habitantes de una ciudad pueden expresarse de forma artística, deportiva y cultural.
En el caso de los migrantes que lleguen a un país determinado, muchos de estos espacios públicos suelen utilizarse como refugios transitorios, mientras la persona que entró al país esta en la espera de que se valore su situación de acuerdo con las normas y estándares internacionales de derechos humanos.
Rafael Rangel, arquitecto venezolano, radicado entre Venezuela, Chile y Estados Unidos, quien se encuentra establecido por un tiempo en Iquique, tuvo la oportunidad de observar como la Plaza Brasil, un refugio transitorio para inmigrantes, fue deteriorándose en aspectos como robo de luminarias, falta de mantenimiento y daño de jardines, hecho que trajo consigo contaminación sónica y visual, ambiente insalubre e inseguridad afectando a la comunidad de Iquique que afrontó el congelamiento de la vida pública.
Para hacer frente a este problema, propuso la la iniciativa de “Habitar en el tiempo”, que pretende abordar los constantes cambios que se están produciendo en la ciudad como consecuencia del rápido crecimiento de la población y de la inmigración procedente de otros países, un hecho que provoca la degradación de los espacios públicos debido a un uso inadecuado.
A mediados de 2021, Rangel propuso reestructurar la plaza mediante la modalidad de diseño participativo, que implica que la comunidad y los inmigrantes trabajen juntos para restaurarla.
“Habitar en el tiempo” incluiría juegos educativos para niños, control policial, creación de cubiertas permeables para definir espacios, módulos de baños, módulos para habitar temporalmente, mercados, la demarcación de calles, demarcaciones de aceras y zonas de estancia.
Con estos programas se fomentan dinámicas sociales y económicas generando ingresos para el mantenimiento del lugar y el beneficio de la comunidad para generar nuevas propuestas de planes de acción en el tiempo por el desgaste y uso incorrecto del inmigrante con un lapso de 3 a 6 días, mientras se rebuscan en sus respectivos espacios destinados a su espera para ser legalizados.
En su momento, el plan contempló la incorporación de materiales reciclados de empresas portuarias con espacios de inclusión, de encuentro y expresión cultural, esparcimiento y refugio para la comunidad que habitaba de manera transitoria en este lugar.
Hasta ahora su proyecto cuenta con el visto bueno de la ONU a través de la CEPAL. Carolina Fuentes, representante de la ONU en relación con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, le envío una solicitud para presentar el proyecto ante un equipo multidisciplinario, con la presencia y bajo el liderazgo de Rebeca Cenalmor, jefa nacional de Acnur.
La presentación de este proyecto se realizó el 5 de julio de 2022. Actualmente este se encuentra en fase de estudio para comprobar su factibilidad económica y bajo presentación con municipalidades chilenas, con el fin de lograr los recursos para su materialización.