
La vida esta colmada de paradojas. A pesar de que mi auto personal es una camioneta mediana que poseo desde el 2005, por diversas razones, nunca me han gustado las camionetas de tamaño completo o media tonelada. Por otra parte, mi madre de 91 años (que jamás obtuvo carnet de conducir) no se pierde un paseo cada vez que pruebo una de estas grandes camionetas, como la Toyota Tundra.
Mi antipatía con este tipo de camionetas se origina al no poder justificar su necesidad, pues no soy contratista, tampoco necesito remolcar un yate o casa móvil. Por otra parte, estas camionetas en su mayoría consumen mucho, con el consecuente impacto medio ambiental. Por si fuera poco, estacionarlas en espacios reducidos puede llegar a ser un acto de malabarismo.
Mi madre por su parte admira la comodidad y el tremendo espacio interior, así como la altura para contemplar otros autos en la carretera. La lista de argumentos puede aumentar si hablas con algún dueño de estas camionetas, aunque las estadísticas muestran que casi el 80% remolca quizás una vez al año, y más del 70% lleva su camioneta off-road una vez en igual periodo.
Argumentos a favor y en contra de estos “monstruos” de la carretera se pueden amontonar, pero la realidad es que Norte América los ama. El pasado año más de 2.3 millones de camionetas (solo de tamaño completo) encontraron un nuevo hogar, incluyendo 248,801 Toyota Tacoma, como la que he probado esta semana.
Sin cambios notables desde el 2007, la Toyota Tundra es el segundo vehículo más antiguo a la venta en Estados Unidos, solo superado por otra camioneta, la Nissan Frontier. Es una realidad complicada de concebir por lo competitivo de este mercado, y las innovaciones introducidas por casi todos sus competidores.
El espacio es admirable, como es de esperar, y los asientos delanteros del TRD Pro tapizados en cuero son sumamente cómodos, con respaldos y fondos anchos y de apoyo. Es fácil hallar una posición de conducción adecuada, aunque pienso que los conductores más pequeños van a encontrar los pedales algo distantes. Nada hay de especial en este interior, pero incluso, la más lujosa y cara de las Tundras, la 1794 Edition, aún queda rezagada si se compara con productos similares de Ford y RAM.
Al menos la tecnología ha recibido algo de actualización. Para el 2020, la Tundra TRD Pro finalmente obtiene entrada sin llave y arranque con botón, lo que también brinda capacidad de arranque remoto para la camioneta. También hay una nueva pantalla de 8 pulgadas para el sistema de información y entrenamiento, que ahora también ofrecen conectividad con Android Auto y Apple CarPlay. El sistema Entune todavía es algo difícil de usar, aunque noté en mi prueba que parece responder con más rapidez, sobre todo a las entradas táctiles en la pantalla.
La adición de Android y Apple había sido largamente esperada, y al menos en el caso de Android Auto, la integración fue fácil, salvo algunas escaramuzas que tuve que hacer, para alternar entre el radio del auto y la aplicación TuneIn. Tres puertos USB están disponibles al frente, pero ninguno para los pasajeros del asiento trasero. Allí solo esta disponible una toma de 12 volts.
Cualquier Toyota Tundra del 2020 que le interese vendrá con solo dos opciones de motor. Ambos son V8 y los diferencia la cilindrada. El más pequeño de 4.6 litros produce 310 caballos de potencia, mientras que el 5.7 litros como el de nuestra TRD Pro, alcanza los 401 caballos.
El 5.7 litros V8 es lo mejor de la Tundra 2020. Las partidas desde un semáforo pueden ser muy agiles, con una nota de escape fuerte y melodiosa que animará cada paseo. La transmisión automática de seis velocidades cambia suavemente y siempre parece estar exactamente en la marcha correcta. Subir una larga carretera empinada ha sido uno de los gozos más memorables durante mi prueba.
La versión TRD Pro, viene lista para aventuras en lugares escabrosos. Los amortiguadores Fox en la parte delantera y trasera mejoran el rendimiento todoterreno, mientras que en carretera ayudan para un paseo más cómodo. La placa de deslizamiento frontal protege la parte inferior del cuerpo al pasar sobre las rocas, y con un ángulo de aproximación de 31 grados, el Tundra TRD Pro podrá atravesar la mayoría de los senderos sin dificultad.
Los interesados en una nueva Tundra podrán escoger entre seis diferentes terminados, desde la más barata, una Tundra SR por $ 33,425, hasta la más cara y lujosa, una 1794 Edition con precio inicial de $ 48,625. Otras opciones son la Tundra SR5, Limited, Platinum y la TRD Pro como la de nuestra prueba, que comienza en los $ 48,505 y es la más acertada para los que gusten de aventuras fuera de la carretera.
Las mejoras de la Toyota Tundra como la inclusión de la suite de seguridad son bienvenidas, pero insuficientes. Hace un par de años que se especula sobre una nueva Tundra, pero no llegó en el 2020. La alta reputación de confiabilidad y lealtad a la marca, quizá sean los pocos asideros a los que sostenerse para justificar su compra.