Al lugar de la tragedia, la provincia occidental de Kermanshah, acudió en esta jornada el presidente iraní, Hasan Rohaní, para supervisar de cerca las labores de socorro y visitar a los heridos.
Rohaní aseguró que el Gobierno hará todo lo posible para brindar asistencia en cuanto a medicamentos y productos de primera necesidad, así como alojamiento a los damnificados.
“Trataremos de reparar los daños causados por el desastre en el menor tiempo posible”, dijo el presidente, quien también prometió préstamos a las personas que deben reconstruir sus hogares.
Varias poblaciones de Kermanshah, y en particular Sarpul Zahab, han quedado destruidas por el seísmo de 7,3 grados en la escala de Richter del domingo por la noche, dejando en la calle a decenas de miles de personas.
La situación sigue siendo crítica para los habitantes de las 30.000 viviendas destruidas o dañadas, que se preparan para pasar una tercera noche en tiendas improvisadas en los parques o en campamentos y edificios gubernamentales habilitados por las autoridades.
La Fundación de Vivienda de la Revolución Islámica será la encargada del proceso de reconstrucción, mientras que la Media Luna Roja, el Ejército y los Guardianes de la Revolución, entre otros, se dedican al reparto de tiendas de campaña, mantas y alimentos.
También los particulares se han volcado con esta tarea y con la donación de sangre para los heridos, pero los afectados no pueden ocultar su impaciencia y desesperación.
Junto a las ruinas de sus viviendas en Sarpul Zahab, la ama de casa Sahar se quejó de la falta de alimentos y de la actuación de muchos organismos: “Solo nos han ayudado los soldados”, afirmó.
Un trabajador de la Media Luna Roja, que prefirió guardar el anonimato, explicó a Efe que “la planificación fue muy mala” y que el suministro de tiendas de campaña y otras ayudas recayó en el Ejército y en los Guardianes.
Incluso el jefe de los Servicios de Emergencia, Pir Hosein Kolivand, reconoció a la televisión estatal que “la urgencia ahora es proporcionar soluciones a los problemas de calefacción, vivienda y comida”.
Entretanto, las operaciones de búsqueda y rescate entre los escombros y el traslado de heridos a los hospitales se dieron prácticamente por finalizadas, lo que permitió a algunos vecinos recoger sus pertenencias.
Sin embargo, no todos tuvieron la misma suerte. Mehraban, madre de dos hijos, dijo a Efe que su casa está destruida y que no ha podido entrar a sacar “ni una manta” para protegerse de las bajas temperaturas nocturnas.
“Nosotros queremos que nos ayuden, ni siquiera nos dan de comer y nuestros hijos se quejan y gritan de hambre”, lamentó Mehraban, quien también expresó su dolor por la gran cantidad de familiares, vecinos y conocidos fallecidos por el seísmo.
Y es que hoy seguía habiendo escenas muy dramáticas en Sarpul Zahab, como la de una chica de 14 años abrazando a su hermana de 4 para consolarla por la pérdida de sus padres.
La cifra de víctimas mortales se ha ido incrementando con el paso de las horas y con el avance de las tareas de retirada de escombros y, de ayer a hoy, ha pasado de 430 a 530 fallecidos.
El Gobierno decretó el día de hoy jornada de luto nacional para honrar a las víctimas del seísmo, el más grave registrado en Irán desde 2003, cuando perdieron la vida 31.000 personas.
Los terremotos en Irán son frecuentes y hoy mismo se produjo uno nuevo en la provincia de Lorestán, en el oeste de Irán y limítrofe con Kermanshah.
Este seísmo, de 4,3 grados en la escala de Richter, no causó víctimas o daños materiales de importancia.
Confiando en que la tierra no vuelva a temblar, las autoridades seguirán afrontando el gran desafío de dar refugio y alimento a los damnificados, un tema planteado como prioritario en la agenda de la sesión del Ejecutivo de mañana.
EFE / Foto: EFE