Cerca de 357 migrantes arribaron a la ciudad fronteriza de Tijuana a bordo de nueve autobuses.
Las autoridades habían propuesto llevar a la caravana a refugios, pero estos se habían negado porque querían permanecer juntos. Sin embargo, parte de ellos accedió y la otra continúo su rumbo para luego establecerse en las cercanías del faro de Playas de Tijuana.
Estos migrantes conforman una parte de la caravana inmigrante que llegó a la frontera de México con Estados Unidos, los cuáles siguen dividiéndose en grupos más pequeños a medida que autobuses y camiones les permiten recorrer largas distancias en un día.
La llegada de estos migrantes continúa representando una amenaza de seguridad, debido a que los puertos de entrada no se encuentran preparados para la afluencia de los mismos.