El periodista David Placer presentó en Houston su libro “El Dictador y sus demonios”, ante un público ávido por devorar las páginas de su obra, que ha sido el resultado de 3 años de exhaustiva y rigurosa investigación. Se trata de la segunda entrega del autor, cuyo primer libro fue “Los Brujos de Chávez”.
Placer plantea que el chavismo más que un movimiento político, es una secta donde confluyen un sincretismo religioso muy particular, con predominio de la santería y el palerismo. Con la llegada de Nicolás Maduro al poder se sumó la corriente de adoración a Sai Baba, el controversial líder religioso hindú que se autodenominó Dios.
Placer, quien recientemente visitó nuestra ciudad para presentar su más reciente libro “El Dictador y sus demonios”, que ha sido el resultado de 3 años de exhaustiva y rigurosa investigación. El escritor dijo que después de publicar su primer libro “Los Brujos de Chávez” continuó recibiendo más información sobre el tema, por lo que decidió trabajar en una segunda parte.
Aseguró que desde 1958 hasta la fecha, todos los presidentes venezolanos, excepto, Rafael Caldera, han sido adeptos de la brujería. “Definitivamente somos un país supersticioso, es algo cultural”, enfatizó.
“A pesar de que se autodenomina cristiano, Maduro tiene un brujo en Miami que viaja regularmente a Caracas a echarle las cartas”.
En el libro, Placer narra las diferentes prácticas de magia negra y sacrificios escalofriantes de los cuales son capaces el dictador y su entorno íntimo con la convicción de que tales ritos lo ayudan a mantenerse en el poder.
El autor considera que Venezuela está secuestrada por una secta conectada con deidades del oscurantismo. “La santería es la religión del chavismo, que antes era una religión residual. Claro, hay una especie de arroz con mango en lo religioso. Pero vemos como la religión y la ideología caminan de la mano en el chavismo”, explicó Placer.
Recordó que, durante el gobierno de Hugo Chávez, la exhumación de los restos del Libertador, fue un acto público y notorio. “Y, por ejemplo, algunos de los forenses que participaron en este acto decían que era necesario hacer un trabajo de auditoría para comparar los huesos que había antes con los que hay ahora, porque a lo mejor, dicen ellos, faltan huesos. El propio Baduel me dijo que eso había sido un acto de palería, es decir, actos de brujería, que realizan con huesos de difuntos, los muelen y se los beben. Imagínate”, enfatiza.