El gobierno de Nicolás Maduro desarrolló un sistema de control a través de un carnet con el cual se supone que, quien lo tenga, tiene acceso a las llamadas misiones sociales mediante las que son vendidas medicinas y alimentos a precios subsidiados que importa la red del Estado e incluso acceso a documentos de identidad.
La vida de César Martínez, en condiciones normales, debería ser la de un paciente enfermo de Parkinson al que el Estado le garantiza todas las posibilidades de seguridad social para su tratamiento. Pero en Venezuela no. Por el contrario, es el gobierno el que limita, con las restricciones propias de un modelo económico y social ideologizado, las posibilidades de sobrevivencia de él y otros 300 mil venezolanos a los que obligan a depender de carnet de la patria con la promesa de que recibirán medicamentos.
Martínez tiene 15 años con esta enfermedad neurodegenerativa crónica que ha afectado sus movimientos y que hoy lo tiene postrado en una silla de ruedas. Pero eso no le impidió junto a otros enfermos crónicos participar en una concentración en demanda de medicinas convocada la segunda semana de febrero por Codevida, una coalición de organizaciones dedicadas a la defensa del derecho a la salud y a la vida de las personas en Venezuela.
“Tengo casi dos meses tomando de a poquito” dijo Martínez a Infobae, quien confiesa que últimamente se le ha puesto todo muy difícil sin las medicinas. “Yo estaba perfecto”, sostuvo, al tiempo que recordó que “el gobierno ofreció las medicinas y no las ha traído”.
—¿Tuvo que sacarse el carnet de la patria?
—Me lo saqué, pero para nada, no me han dado nada.
—¿Pero se lo sacó con la esperanza de recibir las medicinas?
—No, me lo saqué por la obligación, porque me iban a dar las medicinas si lo sacaba, y me quedé en el aire, porque tengo el carnet pero no tengo las medicinas.
Su esposa, Yolanda González, quien maniobró lo necesario para poder llegar a Caracas desde la localidad de San Antonio de los Altos, a 29 kilómetros al sureste de la capital venezolana, cuenta que parte de su día a día se va en hacer magia para rendir los medicamentos que le quedan. “Tiene medicamento para dos semanas y eso porque tengo dos meses dándole la cuarta parte de la dosis que requiere tomar”.
La dosis que toma ahora las consiguió por una donación de un grupo de vecinos. “Ya están vencidas, pero es mejor que nada. Se ha deteriorado muchísimo desde que no está recibiendo la dosis completa. A través del gobierno estaba llegando por a una red de farmacias privadas el medicamento constantemente todos los meses. Pero llegó un momento en que desapareció. Ya tenemos más de seis meses que no recibe el medicamento”, agrega.
Las opciones que tiene para conseguir las medicinas cada día se alejan más de su alcance. Explica González, “el médico me ha dicho que si tengo dólares que la compre afuera. Pero es prácticamente imposible. Hace dos meses, me pidieron el equivalente a USD 450 por una caja de 10 pastillas que le dura 10 días. Si lo compro afuera la caja me cuesta USD 198.
En Venezuela, según la Fundación Parkinson Caracas, existen unos 33.000 pacientes con esta enfermedad. Su presidente, Alexander Hernández (44), quien tiene ocho años con la enfermedad, contó a Infobae la angustia que significa para estos pacientes significó haber quedado a la deriva luego de la eliminación de un programa gubernamental que tenía el Sistema Integral para el Acceso a Medicamentos (Siamed), en alianza con las farmacias privadas. El programa del Siamed entró en vigencia el 23 de abril de 2015 para reforzar el acceso a los medicamentos ante su escasez, pero solo duró 10 meses.
Según la Cámara de la Industria Farmacéutica (Cifar), el desabastecimiento de medicinas en los últimos cuatro años se incrementó al 60%, a causa del control de cambio que existe en Venezuela desde 2003, y del control de precios sobre las medicinas impuesto también por el gobierno.
La gestión de Maduro intentó superar la ineficiencia del programa del Siamed con la creación del 0-800 Salud en 2016, una plataforma de enlace entre el paciente y los medicamentos a través de las farmacias de su entorno. Pero ahora para poder rastrear las medicinas y tener acceso a ellas a través de este mecanismo es obligatorio presentar el carnet de la patria.
La creación del carnet de la patria fue anunciada por el presidente Nicolás Maduro el 29 de diciembre de 2016, no como un “sistema social” tal y como se refirió a él en enero de este año, sino “en contra de las mafias de Cúcuta” a las que acusaba hace dos años por la escasez de dinero en efectivo en Venezuela.
En su lanzamiento, en mayo de 2017, Maduro se refirió a la acreditación como una facilidad para digitalizar los pagos en el sistema de transporte público del Estado y acceder a las cajas de alimentos subsidiados conocidas como CLAP, pero no hizo mención al acceso a las medicinas a través de dicho carnet.
Sin embargo, el 9 de octubre de 2017, durante una transmisión a través de VTV el canal del Estado, que utiliza el gobierno como medio de propaganda, el operador del 0-800 Salud dice a la señora que llama que le tomará una serie de datos para iniciar el trámite de la ubicación de un medicamento, y lo primero que le pide no es la cédula sino su número de carnet de la patria que la señora dio sin titubear.
Esta nueva identificación que no está contemplada en la Constitución vigente de 1999, implementada por el heredero de Chávez, es requisito obligatorio para acceder a las medicinas a través de este instrumento.
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Infobae / foto: referencial