Unas 200 personas entre trasplantados renales, hemofílicos, pacientes con cáncer y afectados por otros padecimientos crónicos, se manifestaron en la plaza Alfredo Sadel de la ciudad de Caracas con pancartas en las que se podía leer “No queremos morir”, “Venezuela agoniza” o “Sin medicinas muero”.
Francisco Valencia, trasplantado renal que dirige la ONG Codevida, afirmó que el panorama se agrava cada día más para “16.000 paciente dependientes de diálisis, 75.000 con VIH, 20.000 con cáncer y 5.000 hemofílicos”.
Valencia denunció que al menos 10 trasplantados han muerto en los últimos días por falta de inmunosupresores, y otros cinco por no tener insumos para dializarse.
“Esto es una condena de muerte sin haber cometido delito”, dijo a la AFP Yolimar Sánchez, de 59 años, quien hace ocho meses recibió un riñón de una hermana y ahora puede perderlo porque no consigue el tratamiento completo.
Desde la ciudad de Valencia, a unos 174 kilómetros de Caracas, Miguel Alvarado, de 36 años, se unió a la protesta porque -denunció- las pocas medicinas que se consiguen son insuficientes.
El salario mínimo en Venezuela es de 798.510 bolívares (unos tres dólares en el mercado negro). Se requeriría el equivalente a siete sueldos para comprar la caja de pastillas.
El presidente Nicolás Maduro lanzó a finales de enero un “plan de salud ancestral” para tratar enfermedades con hierbas y productos naturales.
El 30 de enero aprobó 15,6 millones de dólares para adquirir “medicamentos hemoderivados, insumos para bancos de sangre, catéteres y reactivos para las máquinas de diálisis”.
Iveth Villalobos / EV Houston Newspaper / EFE / Foto: EFE