El soldado se había declarado “no culpable” y aseguró haber disparado porque temía que la base estuviera siendo atacada.
“Tengo todo el respeto por el rey, pero yo estaba haciendo mi trabajo”, dijo el sargento de primera Marik al-Tuwayha cuando era sacado de la sala.
Los padres de los soldados estadounidenses, y la hermana de otro estaban sentados en silencio en la sala en la que el juez anunció la decisión.
Los tres estadounidenses murieron el 4 de noviembre cuando su convoy esperaba en la puerta de la base. Jordania había indicado en un principio que los tres boinas verdes americanos habían provocado un tiroteo al incumplir las normas de entrada, una afirmación que retiró más tarde.
“Nos tranquiliza ver al responsable rendir cuentas ante la justicia”, añadió el comunicado.
Las víctimas eran el sargento Matthew C. Lewellen de Kirksville, Missouri, de 27 años; el sargento Kevin J. McEnroe de Tucson, Arizona, de 30 años; y el sargento James F. Moriarty de Kerrville, Texas, de 27 años.
Iveth Villalobos / Foto: EFE / Referencial